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Test de Brazelton
El test de Brazelton o bien la escala neonatal de Brazelton es un instrumento de evaluación creado por Terry Brazelton y cooperadores en mil novecientos setenta y tres cuyo objetivo es valorar la calidad de contestación del pequeño y la cantidad de estimulación que precisa. Para esto, tiene presente patrones visuales, motrices y auditivos.Suele aplicarse a los tres o bien cuatro días tras el nacimiento del pequeño, mas no es obligatorio que lo efectúen los centros de salud o bien centros de salud. Es preciso aclarar que esta Escala no es equiparable con el APGAR, test que hacen los neonatólogos cuando nacen los bebés, en tanto que la escala neonatal de Brazelton valora más variables y de forma cualitativa. El APGAR, en cambio, valora variables como frecuencia cardiaca, respiración, color, reflejos y da un índice al minuto de nacer, comparándolo con los cinco minutos siguientes. La escala de Brazelton se aplica además de esto diferenciadamente, en instantes de vigilia o bien de sueño.Su adecuada administración requiere por ende entender los símbolos que define la escala y que acompañan a cada una de las fases a llevar a cabo: × (estrella de color azul) ? estado de sueño. o (círculo de color amarillo) ? estado de vigilia. 1. Adaptación (×): Objetivo: valora la minoración de contestación. Pretende que el pequeño sea capaz de proseguir durmiendo a pesar de la presentación de ligeros estímulos aversivos.Estímulos presentados: luz, táctil, sonido, destapar las sábanas. Ejemplo: Los especialistas hacen relucir escuetamente una luz en los ojos cerrados de un bebé. En general, este muestra alguna incomodidad en frente de este estímulo, mas cuando se repite el proceso múltiples veces, el pequeño empieza a obviar el estímulo y sigue dormido. La capacidad que tiene el bebé de no hacer caso a ese estímulo deja que conserve su energía para proseguir durmiendo, lo que se llama capacidad de adaptación.Si un bebé tiene inconvenientes para bloquear el estímulo a lo largo del examen, los progenitores van a saber que precisan respaldar a su hijo, tal vez siendo más cautelosos y resguardándolo de estímulos intensos. Este es el caso de los prematuros, que a la inversa de lo que pueden meditar sus progenitores, es mejor estimularlos por una sola vía al unísono, por servirnos de un ejemplo, mecerlos o bien mostrarles un objeto, mas no las dos acciones al tiempo, puesto que tienen poca capacidad de regular sus estados de conciencia, y lloran con mayor sencillez. 2. Motor-Oral (o bien): Objetivo: valorar los reflejos de absorción, pie y busca del pequeño. Valorar el tono muscular de brazos y piernas. Valorar el tono muscular plantar. 3. Troncal (o bien): Objetivo: valorar aspectos como desnudarse, reflejos motrices...Acciones: valorar la presión palmar, la integración provocada (tirando del pequeño a fin de que ejercite fuerza y se incorpore), reflejos de peldaño, enderezamiento y marcha. 4. Vestibular (o bien): Objetivo: valorar la manipulación, estimulación y reflejos.Acciones: valorar movimientos protectores (utilizando los estímulos que se emplearon en la fase de adaptación), el reflejo tónico del cuello y el reflejo morisco. 5. Social-Interactiva (o bien): Objetivo: valorar la orientación y estimulación de la conciencia. Acciones: valorar la orientación visual-animada (una persona) y visual-inanimada (un objeto móvil); valorar la orientación auditiva animada (persona, palabras dirigidas al pequeño) y también inanimada (objeto que provoca sonidos); valorar la orientación visual y auditiva (simultáneas); valorar la capacidad de ser consolado (¿se consuela mismo, dejando de plañir, o bien es preciso que asista uno de los progenitores?) Ejemplo: “Hay bebés que prefieren para consolarse ciertas maniobras de los progenitores, como por servirnos de un ejemplo, ser mecido o bien tomado en brazos, o bien sencillamente se calman hablándoles”, remarca la sicóloga Goldstein, “el Brazelton sirve para descubrir al lado de los progenitores de qué manera prefiere el bebé ser consolado y distancia la idea de que los bebés tan pequeños son mañosos”. "Los profesionales remarcan que el bebé ya tiene nueve meses de experiencia y, por consiguiente, puede proseguir un objeto, reconocer sonidos y tiene capacidad de acostumbrarse a la estimulación visual o bien auditiva para sostenerse dormido." Cuenta Goldstein que “por ejemplo, podemos mostrarle a los papás ciertos comportamientos sociales del bebé. Aparte de reconocer la voz de su madre, le chifan los semblantes humanos y le llaman considerablemente más la atención que los objetos inanimados. Asimismo prefieren las voces humanas en frente de cualquier estímulo auditivo”.
