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- Categoría: PSICOLOGIA (WIKINFO)
Terapia feminista
La terapia feminista conforma un conjunto de terapias relacionadas que surgen de lo que sus proponentes consideran una disparidad entre el origen de prácticamente todas las teorías sicológicas y el hecho de que la mayor parte de personas que asisten a consulta sean mujeres. Se centra en las causas y soluciones sociales, culturales y políticas a los temas expuestos en el proceso terapéutico. Incita claramente a sus clientes del servicio a participar en el planeta de una manera más social y política. Esta forma de hacer terapia comprende que las mujeres pueden probar diferentes inconvenientes de tipo sicológico, como un resultado de opresión sicológica. La terapia feminista es un cambio social y también individual que comprende que las mujeres se hallan en una situación de desventaja en el planeta. Los y las expertas en este género de terapia exponen la necesidad de empoderar a las mujeres, haciéndolas siendo conscientes de las desigualdades sociales y entendiendo que "lo personal es político". Las y los terapeutas feministas consideran esencial el establecer una relación de igual con su cliente del servicio. El empoderamiento del cliente del servicio es uno de los principales objetivos en terapia, ayudando a la persona a que halle sus herramientas y determine su autonomía. Establecer un contrato entre terapeuta y cliente del servicio es asimismo esencial para determinar los objetivos que se quieren lograr, dejando perseverancia de que la persona que asiste a terapia es quien se encarga de sí. Es una corriente sicológica que puede resultar útil tanto en mujeres como en hombres, puesto que los hombres asimismo se hallan condicionados por cuestiones de género. La terapia feminista comprende que las mujeres se hallan en desventaja en el planeta por razones de sexo, género, sexualidad, etnicidad, religión, edad y otras categorías. Las y los terapeutas feministas aceptan que muchos de los inconvenientes que brotan en la terapia se deben a las fuerzas sociales que retiran el poder a las mujeres, con lo que la meta de la terapia es identificar esas fuerzas y entregar poderes a la clienta. En una terapia feminista usuario y terapeuta cooperan como iguales. El o bien la terapeuta debe desmitificar la terapia desde el comienzo y enseñar a la clienta que es su salvadora, y que las esperanzas, papeles y responsabilidades de los dos han de ser exploradas y admitidas por los dos. El o bien la terapeuta reconoce que con cada síntoma que tenga una clienta, asimismo hay una fortaleza. La terapia feminista se desarrolló debido a las preocupaciones de que las terapias tradicionales no ayudaban a las mujeres. Preocupaciones concretas de terapeutas feministas incluyen el corte de género y los estereotipos que brotan en una consulta; inculpar a las víctimas de abusos físicos y sexuales; suponer una familia nuclear tradicional; y la permanente y continua supresión de las mujeres del alegato sicológico. Otra de las razones por las que apareció una visión feminista de la terapia sicológica, fue por la visión crítica que se empezó a tener desde diferentes conjuntos, sobre la manera de proceder de diferentes profesionales; y como una forma de cuestionar la manera en la que la medicina y la sicología había estado contada en su mayor parte por hombres. Pese a las distintas teorías que envuelven la práctica feminista, existen peculiaridades comunes desde los principios de la terapia feminista. En mil novecientos setenta y siete, Rawlings y Carter apuntaron las próximas características: 1. Una terapeuta feminista no da más valor a una persona de clase social media alta que a una persona de clase trabajadora. 2. La primordial fuente de nosología en las mujeres es social, no personal, externa, no interna. 3. El foco en el agobio del entorno como primordial fuente de nosología no se usa como una vía de escape de la responsabilidad individual. 4. La terapia feminista compara el ajuste personal a condiciones sociales; el propósito es el cambio social y político. 5. El resto de mujeres no son el oponente. 6. Los hombres tampoco son el contrincante. 7. Las mujeres han de ser a nivel económico y psicológicamente autónomas. La terapia feminista asimismo se considera como una opción alternativa interesante para trabajar con hombres, pues inconvenientes como el sexismo, la homofobia o bien la violencia sexista requiere que se desmitifiquen los estereotipos con los que la masculinidad hegemónica percibe a las mujeres y a los hombres. La terapia puede ser útil para el género masculino en el momento de comprender de qué manera su rol de género le ha limitado de alguna manera, explorando las formas en las que la sociedad ha impactado en su habilidad de expresar emociones. Otras áreas en las que la persona con género masculino puede presentar contrariedades son las siguientes: amedrentad, vulnerabilidad, emocionalidad y el cuidado de las relaciones. En el presente, la terapia feminista está abierta a parejas, familias, pequeños y pequeñas, y personas de cualquier género. Colaboradoras de la terapia feminista