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Síndrome de desgaste profesional
El síndrome de desgaste profesional (en inglés occupationalburnout), es un sufrimiento que a rasgos generales consistiría en la presencia de una contestación prolongada de agobio en el organismo frente a los factores agobiantes sensibles y también interpersonales que se presentan en el trabajo, que incluye fatiga crónica, ineficacia y negación de lo ocurrido. Este síndrome no se halla reconocido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM) si bien sí es citado concisamente en la Clasificación internacional de enfermedades bajo el código Z setecientos treinta, mas en el apartado asociado a “problemas relacionados con el manejo de las contrariedades de la vida”. Cabe señalar eso sí, que en ciertos países europeos a los pacientes con desgaste profesional se les diagnostica con el síndrome de neurastenia (ICD-diez, código F cuatrocientos ochenta) siempre y cuando sus síntomas estén asociados al trabajo, en concordancia con la lógica de planteamientos presentes en ciertas investigaciones, quienes la vinculan con el síndrome de burnout, considerándolo, en consecuencia, como una forma de enfermedad mental. El síndrome de desgaste profesional asimismo es referido como síndrome de desgaste ocupacional (SDO), síndrome del trabajador gastado, síndrome del trabajador consumido, síndrome de quemarse por el trabajo, síndrome de la cabeza quemada, y de manera coloquial síndrome del profesional quemado, síndrome del quemado y síndrome del trabajador quemado. En francés es conocido como surmenage (agobio), mas es una construcción del que se pueden desprender un sinnúmero de definiciones con lo que es posible señalar la inexistencia de una sola conceptualización y que han incidido asimismo en la aparición de diferentes modelos explicativos. Desde la aparición del primer término de síndrome de desgaste profesional en mil novecientos setenta y cuatro dado por Freudenberger por medio de la historia muchos estudiosos han aportado incontables conceptos, entre aquéllos que merece la pena nombrar a Pines y Kafry mil novecientos setenta y ocho, Dale mil novecientos setenta y nueve, Edelwich y Brodsky mil novecientos ochenta, Maslach y Jackson mil novecientos ochenta y uno, Feigley mil novecientos ochenta y cuatro y Raedeke y Smith dos mil uno. Este síndrome fue descrito por vez primera en mil novecientos sesenta y nueve por H.B. Bradley como metáfora de un fenómeno psicosocial presente en oficiales de policía de libertad condicional, usando el término staff burnout. Posteriormente en el año de mil novecientos setenta y cuatro Freudenberger plantea un término centrado en una investigación enteramente organizacional. Él plantea que son sentimientos de agotamiento y frustración aparte de cansancio que se producen por una sobre carga y también incluye en su explicación el término de adicción al trabajo, siendo asimismo el primero en plantear esta clase de relación asociada a un desequilibrio productivo. Más tarde, en el año de mil novecientos ochenta, Freudenberger amplía su teoría y conceptualización añadiendo que estos sentimientos se deben a cargas irracionales de trabajo que mismos o bien quienes los rodean les imponen. Para este año aparece Cherniss quien lo conceptúa como un proceso y plantea tres instantes, uno asociado a un desequilibrio entre la carga laboral y las posibilidades del sujeto de contestar de forma perfecta a esta, un segundo instante que habla de la presencia de una contestación sensible negativa fuerte y un último instante que plantea un cambio conductual y comportamental en el que se sumerge el sujeto. Moderna a esta propuesta brota la de Edelwich y Brodsky, quienes lo relacionan más a una pérdida progresiva de la energía, motivación y también ideal asociada a las profesiones de ayuda a su cargo y plantean asimismo fases progresivas, entusiasmo, estancamiento, frustración y abulia. Por otro lado, en el año mil novecientos setenta y seis la sicóloga socialChristina Maslach lo presenta frente a un congreso de la Asociación Estadounidense de Sicología definiéndolo como un síndrome tridimensional que consideraba como dimensiones de análisis a los próximos constructos: agotamiento sensible, despersonalización y baja realización personal, y que ocurriría entre sujetos que trabajan en contacto directo con clientes del servicio o bien pacientes. En el año mil novecientos ochenta en tanto, Freudenberger publica su libro titulado Burn Out: The High Cost of High Achievement. What it is and how to survive it, texto que se ha transformado en un referente principal para el abordaje primigenio del síndrome de desgaste profesional. Siguiente a ellos en el año mil novecientos ochenta y uno las autoras Maslasch y Jackson aportan el hasta el momento más admitido término del síndrome, en el que plantean que este es tridimensional y que en estas dimensiones se hallan el agotamiento sensible, la despersonalización (en la que se producen actitudes de sarcasmo ante sus compañeros) y la reducida realización personal. En general los más frágiles a sufrir el síndrome son aquellos profesionales en los que se observa la existencia de interactúes humanas trabajador-cliente del servicio de carácter intenso o bien durable, sin estimar a propósito, a un usuario particularmente sino, a uno o bien múltiples. Dichos profesionales pueden ser caracterizados como de desempeño satisfactorio, comprometidos con su trabajo y con altas esperanzas con respecto a las metas que se plantean, en las que el desgaste profesional se desarrolla como contestación a agobio incesante y sobrecarga laboral. El síndrome de desgaste profesional es muy usual en personal sanitario (dietistas, médicos, enfermeras/os, farmacéuticos, psicólogas/os, siquiatras, terapeutas ocupacionales, trabajadores sociales, terapeutas familiares y consejeros maritales, como personal administrativo) y docente no escapando a propósito otros profesionales como atletas de élite, teleoperadores (operadores de Centros de llamadas), ingenieros, personal de las fuerzas armadas, y por lo general, en distintas profesiones de las que en nuestros días, se observa un creciente interés por examinar. Respecto al género, diferentes investigaciones apuntan a que las mujeres son las que presentan mayor prevalencia que los hombres. Los síntomas del síndrome de desgaste profesional se han clasificado en 4 conjuntos, donde se desarrollan de forma progresiva, estas son: Lo primordial es un fuerte sentimiento de impotencia, puesto que desde el instante de levantarse ya se siente agotado. El trabajo no tiene fin y, pese a que se hace todo para cumplir con los compromisos, el trabajo jamás se acaba. La persona que lo sufre se vuelve anhedónica, esto es, que lo que previamente era motivo de alegría ahora no lo es, en otras palabras, pierde la capacidad de gozar. Todavía cuando se tiene tiempo, se siente siempre y en todo momento agobiado. En contraste a lo que ocurría al comienzo, el trabajo ya no genera incentivos para la persona perjudicada con desgaste profesional. Visto por otras personas, aparenta sensibilidad, depresión y también insatisfacción. El síndrome de desgaste profesional acostumbra a deberse a múltiples causas, y se produce primordialmente en las profesiones de alto contacto con personas, con horarios de trabajo excesivos. Se ha encontrado en múltiples investigaciones que el síndrome ataca en especial cuando el trabajo supera las 8 horas al día, cuando no se ha alterado de entorno laboral en largos periodos de tiempo y cuando la retribución económica es inapropiada.El desgaste ocupacional asimismo sucede por las inconformidades con los compañeros y superiores cuando lo tratan de forma incorrecta, esto depende de tener un pésimo tiempo laboral donde se hallan áreas de trabajo en donde las condiciones laborales son inhumanas. Existen 2 factores de peligro para la aparición del síndrome de desgaste profesional. Uno de los instrumentos más empleados para medir el desgaste profesional es el llamado Maslach Burnout Inventory (MBI) creado por Christina Maslach y Susan Jackson, que usa un enfoque tridimensional para su evaluación usando los próximos componentes: realización personal en el trabajo, cansancio sensible y despersonalización. En función de este instrumento, dichas autoras estimaron un conjunto de puntajes comparativos del MBI para distintos campos de trabajo, pudiéndose señalar que el grado de desgaste profesional en cada uno de ellos de ellos sería: Respecto a la prevalencia de este síndrome, la información libre es fragmentada, no habiendo todavía algún estudio epidemiológico que deje visualizar el porcentaje de población real que la sufre, si bien existen investigaciones que se han abocado a efectuar sacrificios en torno a determinar la prevalencia en distintos campos. En este contexto, en una investigación efectuada a una muestra de once quinientos treinta profesionales de la salud residentes en España y Latinoamérica, se pudo comprobar que la prevalencia de burnout en esta clase de profesionales fue: catorce con nueve por ciento en España, catorce con cuatro por ciento en Argentina, siete con nueve por ciento en Uruguay, cuatro,2 por ciento en México, cuatro por ciento en Ecuador, cuatro,3 por ciento en Perú, cinco con nueve por ciento en Colombia, cuatro,5 por ciento en Guatemala y dos con cinco por ciento en El Salvador. Por otro lado, con respecto a la prevalencia existente en enseñantes sudamericanos, se aprecian diferentes investigaciones tendientes a determinarla, pudiéndose señalar que para el caso de México alcanzaría al treinta y cinco con cinco por ciento (en una muestra de seiscientos noventa y ocho enseñantes de cincuenta y uno escuelas), para Chile un veintisiete,4 por ciento y con proclividad un cuarenta y siete con dos por ciento (en una muestra de cuatrocientos setenta y nueve profesores de educación pre-escolar, básica o bien primaria y media o bien secundaria) y para Perú un cuarenta por ciento (en una muestra de seiscientos dieciseis enseñantes de educación primaria y secundaria). Flippin en el año mil novecientos ochenta y uno efectúa el primer aporte del síndrome desde la sicología aplicada al deporte, abriendo este campo de estudio que se ha extendido hasta la actualidad, y del que han formado parte desde pequeños de escuelas de capacitación, hasta adultos de la tercera edad y atletas de alto desempeño, siendo estos últimos los más estudiados. Feigley y Fender asimismo conceptúan este síndrome desde la sicología deportiva, mas en el en contraste a las propuestas precedentes le dan más relevancia a la carga de adiestramiento y su agotamiento físico. Y es el creador Fayos en mil novecientos noventa y nueve quien plantea que el efecto más concluyentes de la presencia de este síndrome es el abandono de la práctica deportiva y el deterioro y también factores mentales como la motivación. La historia del síndrome de desgaste profesional o bien asimismo conocido como síndrome de estar quemado comienza en el año de mil novecientos setenta y cuatro, cuando el sicólogo Herbert Freudenberger trabajaba con un conjunto de personas que manifestaban síntomas físicos y sicológicos, presentaban un estado de agotamiento, causado por elevadas demandas en el campo laboral.En el contexto Colombiano particularmente se han efectuado ciertos estudios del síndrome, entre ellos resalta el efectuado por Flórez en el dos mil doce, en el que al aplicar el instrumento ABQ donde se halla que los atletas de la muestra consiguen una puntuación alta en la dimensión de despersonalización. Caricatura de la consulta de un paciente a un doctor sobre su síndrome de desgaste profesional:
(Doctor) Eh.. Creo que está quemado. (Paciente) *Tos seca*.