Enciclopedia/Diccionario de Psicología y Neurociencias:
ıllı Sexuación wiki: info, libros pdf y vídeos
- Detalles
- Categoría: PSICOLOGIA (WIKINFO)
Sexuación
La sexuación radica en 2 conjuntos: el conjunto físico-fisiológico y el conjunto cerebral-sicológico. En el primer conjunto puede identificarse la “sexuación física”, al paso que en el conjunto cerebral encontraremos 2 sexuaciones auxiliares, la “sexuación de la identidad” (sujeto sexual) y la “sexuación de los objetivos” (objeto sexual). Así mismo, se una parte de la hipótesis de que la sexuación de los 2 conjuntos (el físico y el cerebral) depende únicamente de las hormonas, tanto a lo largo de la gestación como a lo largo del desarrollo fisiológico pre-pubescencia, pubescencia y blog post-pubescencia. El origen de la sexualidad se establece en el instante en que la reproducción sexual demanda la creación de 2 formas, de 2 sexos, puesto que en el origen, la reproducción es asexual. Entonces, pues la diversidad sexual es un fenómeno muy complejo, ciertos teóricos sugieren que probablemente hay un progresivo en la diversidad de la sexuación física si bien, eso sí, como resulta lógico está polarizada cara los géneros dicotómicos, que son mayoritarios. Durante el desarrollo de los mamíferos, al comienzo las gónadas pueden convertirse tanto en ovarios como en testículos. En el humano, desde la cuarta semana ya se pueden hallar unas gónadas toscas en el mesodermo intermedio cerca de los riñones en desarrollo. Cara la 6ª semana, se desarrollan los cordones sexuales epiteliales en los testículos en capacitación y también incorporan las células germinales mientras que se desplazan cara las gónadas. En los varones, algunos genes del cromosoma Y, especialmente el gen SRY, controlan el desarrollo del fenotipo masculinio, incluyendo la conversión de la gónada bipotencial primitiva en testículos. En los varones, los cordones sexuales invaden por completo las gónadas en desarrollo. A partir de la 8ª semana de desarrollo fetal humano, aparecen las células de Leydig en las gónadas distinguidas masculinas. Las células epiteliales derivadas del mesodermo de las cuerdas sexuales de los testículos en desarrollo se convierten en células de Sertoli cuya función va a ser facilitar la capacitación de esperma. Entre los túbulos hay una población menor de células no epiteliales, las células de Leydig encargadas de la producción de andrógenos. Las células de Leydig se pueden estimar las productoras de andrógenos, que marchan como hormonasparacrinas y son precisas a fin de que las células de Sertoli puedan facilitar la producción de esperma. Al poco tiempo de distinguirse, las células de Leydig comienzan a generar andrógenos, precisos para la masculinización del embrión varón en desarrollo (incluyendo la capacitación del pene y del escroto). Por repercusión de los andrógenos, determinados restos del mesonefros, los conductos mesofrénicos, evolucionan en epidídimos, conducto cortés y vesículas seminales. Esta acción de los andrógenos recibe el apoyo de una hormona de las células de Sertoli, la HAM, la que evita que los conductos embriónicos de Müller se conviertan en trompas de falopio o bien otro tejido del aparato reproductor femenino en los embriones masculinos. Las HAM y los andrógenos cooperan para permitir el movimiento normal de los testículos cara el escroto. Antes de la producción de la hormona pituitaria HL que comienza en el feto desde las semanas once-doce, la gonadotrofina coriónica humana (GCh) potencia la distinción de las células de Leydig y su producción de andrógenos. La acción de los andrógenos en los tejidos diana acostumbra a suponer la conversión de testosterona en dihidrotestosterona 5a (DHT). Las hormonas ováricas son los estrógenos y la progesterona. Como función conjunta, son las responsables del desarrollo de los caracteres secundarios que marcan ciertas diferencias entre el hombre y la mujer, como la contextura física, tono de la voz, distribución del vello y la grasa anatómico, etc. Son compuestos policíclicos derivados del colesterol. Estas hormonas circulan por la sangre unidas prácticamente por completo a múltiples proteínas plasmáticas. Específicamente, el estrógeno influye en el desarrollo de los caracteres y en la maduración de los órganos femeninos. El estradiol es el estrógeno más esencial, encargado del desarrollo de los cambios observados en el cuerpo de la mujer en la pubescencia y la edad adulta, como el desarrollo de los llamados órganos diana del sistema reproductor: mamas, y útero. Asimismo del ensanchamiento de la pelvis, desarrollo y distribución del vello anatómico y la iniciación del ciclo menstrual. Por su parte, la progesterona influye en el desarrollo de las glándulas mamarias y prepara el útero para la implantación del óvulo. Aumenta sus niveles desde el día catorce del ciclo menstrual y también induce en el útero cambios indispensables para la implantación del óvulo que ha sido fecundado. Asimismo interviene a lo largo del embarazo en la preparación de las mamas para la lactancia. Como se ha dicho muy frecuentemente, el cerebro es considerado el órgano sexual más esencial del humano, y seguramente asimismo en otros muchos mamíferos. Por esta razón, es preciso proponerse de qué forma el cerebro adquiere unas peculiaridades sexuales, y por ende de qué forma se generan las diferencias entre los cerebros de un mismo sexo, de diferente sexo, en una misma identidad sexual o bien en diferente y en una misma orientación sexual o bien entre diferentes. Diversas investigaciones efectuadas entre los años setenta y ochenta por un conjunto dirigido por el doctor Günter Dörner, les dejaron llegar a un conjunto de conclusiones sobre la organización sexual del cerebro en mamíferos de laboratorio y en la especie humana¹. A pesar de estas conclusiones, es preciso comentar que ciertos autores rechazan como concluyentes dichas investigaciones sobre el posible papel de las hormonas sexuales en la sexualización del cerebro. En general, las investigaciones dirigidas en desvelar los posibles orígenes biológicos de la orientación sexual se reúnen en 2 grandes conjuntos, las centradas en el posible origen genético y las centradas en el origen neuroanatómico. El primer descubrimiento relevante que apoyaba la teoría del dimorfismo cerebral entre machos y hembras fue llevado a cabo en mil novecientos setenta y ocho por Roger A. Gorski y su conjunto de cooperadores. En esa investigación se llegó a la conclusión de que existía un conjunto de células ubicadas en el Área preóptica del hipotálamo del cerebro de ratas macho y que formaba un conjunto de un tamaño considerablemente mayor (hasta siete veces) que en el cerebro de ratas hembra. A dicho conjunto de células del área preóptica que mostraba dimorfismo sexual lo llamaron núcleo con dimorfismo sexual del área preóptica (SDN-POA). Es esencial señalar, además de esto, que desde hacía tiempo se venía relacionando el área preóptica del cerebro con el comportamiento sexual. Más tarde se verificó que la diferencia de tamaños del SDN-POA se debía a la diferente exposición a los andrógenos en las primeras etapas del desarrollo. Después se probó que aparte del SDN-POA, hay otros núcleos en el hipotálamo de diferentes especies de roedores que muestran dimorfismo sexual. En cuanto al desarrollo en la gestación, las neuronas que forman los núcleos tienen gran cantidad de receptores de hormonas sexuales, tanto andrógenos como estrógenos. Y si bien el número inicial de neuronas en el área preóptica medial es afín en las hembras, la secreción de testosterona por los testículos de embrión macho un poco antes del parto estabiliza la población neuronal del núcleo, al tiempo que la ausencia de testosterona en los fetos hembra genera la muerte de muchas neuronas con la pertinente minoración de tamaño en el cerebro de los machos. No obstante hay que resaltar que las neuronas de la zona preóptica son sensibles a los andrógenos solamente en los días precedentes y siguientes al nacimiento. A partir de los precedentes descubrimientos se trató de revisar si en la especie humana asimismo había núcleos hipotalámicos con dimorfismo sexual. De esta manera se estudiaron los núcleos intersticiales del hipotálamo precedente (esto es, INAH-1, INAH-dos, INAH-tres, INAH-cuatro) en cerebros de varón y de mujer, obteniéndose como resultó que el tercer núcleo intersticial del hipotálamo precedente (INAH-tres) es el que muestra un dimorfismo más claro (¹Juan Ramón Lacadena, mil novecientos noventa y ocho) Así mismo, la identidad sexual sería quizás el producto más esencial de la sexualizacióndel cerebro, mas no el único. La identidad masculina o bien femenina radicaría, probablemente, en la presencia mayoritaria de caracteres sexuales en el cerebro, de un tipo o bien de otro; o bien en cualquier caso de algún carácter sexual de forma especial. Por otro lado se puede destacar que no todos y cada uno de los cerebros femeninos son iguales, ni todos y cada uno de los masculinos, pero es posible hacer un promedio de los diferentes caracteres para edificar un “cerebro estándar masculino” y “un cerebro estándar femenino”, o bien aun identificar aquellos rasgos más significativos de tales “cerebros estándares” y suponer que el “cerebro absolutamente masculino” va a ser aquel (ideal) que tiene en valores máximos todos y cada uno de los rasgos diferenciadores identificados en el “cerebro estándar masculino”, y de la misma forma es viable edificar un “cerebro absolutamente femenino” que va a ser diferente del “cerebro estándar femenino”, en tanto que este es un promedio, y el “totalmente femenino” es un “extremo supuesto”.Todos esos casos suponen construcciones abstractas irreales, mas que tratan de medir “la masculinidad” o bien “la femenidad” del cerebro de cada persona. Quizá resulte posible trazar una distribuciones gaussianas para cada una de las propiedades diferenciadoras de los cerebros reales masculino y femenino, marcando en el eje X una propiedad cuantificada, y en el eje Y el porcentaje de personas. Como conclusión, la identidad podría ser, bien determinada por una de las peculiaridades parciales de los cerebros, o un promedio de múltiples peculiaridades. Otro producto de la sexuación del cerebro es la construcción de los objetos sexuales ideales, esto es, la capacitación de los propósitos marcados de la atracción sexual. Ciertas propiedades en teoría diferenciadoras de los cerebros masculino y femenino pueden estar relacionadas con “la construcción del objeto sexual”. Igualmente, de igual forma que los cerebros masculinos se difieren entre sí, si bien se semejan en al promedio “estándar”, esas diferencias son las que van a hacer que unos hombres tengan más capacidad para aprender lenguas o bien de interrelacionarse (caracteres femeninos), al tiempo que otros van a tener más capacidad para la orientación espacial y la abstracción (caracteres masculinos). Del mismo modo, esas diferencias pueden trasladarse en la orientación sexual: un hombre atraído por otros hombres, mujeres o bien los dos en diferentes proporciones (caracteres masculinos/femeninos). Por tanto, la orientación sexual sería una característica más, entre las tan distintas como laabstracción matemática o bien espacial y la capacidad de interrelacionar lingüísticamente o bien socialmente. Claro que con la diferencia de que dicha característica cerebral tiene una transcendencia social muy marcada puesto que proyecta relaciones con el resto personas de tal forma que los comportamientos que tienen sitio pueden estar admitidos o bien no por el resto, por un desconocimiento de las realidades asociado a que los individuos toman como referencia su cerebro y lo autodefinen de manera inconsciente como “normal”. Según un conjunto de estudiosos suecos dirigido por el doctor Qazi Rahman, especialista en biología cognitiva de la Universidad de la ciudad de Londres, una de las diferencias descubiertas entre los cerebros de personas con diferente orientación sexual debe ver con las conexiones en la amígdala (cerebro). Los hombres heterosexuales y las mujeres homosexuales tienen más conexiones inquietas en la parte derecha de la amígdala, al tiempo que las mujeres heterosexuales y los hombres homosexuales tienen más conexiones en la parte izquierda, lo que es esencial para orientar al cerebro cuando este recibe estímulos del exterior, como por servirnos de un ejemplo la orientación cara una pareja en potencia. Este resultado no debe asombrar a absolutamente nadie, en tanto que obviamente las mujeres heterosexuales y las hombres homosexuales sienten una atracción sexual por hombres, y a la inversa, con lo que necesariamente debía haber algún componente en el cerebro que de esta forma lo produjera. Por supuesto, el hecho de que se observen estas diferencias en la estructura anatómica de los cerebros de personas con diferente orientación sexual no significa, en modo alguno, que el origen de dicha orientación sea genético ni innato, puesto que está claro que las conexiones inquietas van estableciéndose conforme transcurre el desarrollo del individuo. Medir la sexualidad es tanto o bien más difícil como medir la inteligencia o bien cualquier otro conjunto de destrezas o bien capacidades psicobiológicas. Existen intentos muy significativos de medir la orientación sexual como el empleado por Kinsey, mas aún no se ha estudiado detalladamente de qué manera medir la identidad sexual, por poner un ejemplo en intersexuales, o bien de qué forma medir el grado de femenidad/masculinidad de nuestro cerebro, en comparación con un cerebro estándar de un sexo o bien otro. Sin embargo, es posible seleccionar ciertas destrezas asociadas a un "cerebro estándar" de un determinado sexo, por servirnos de un ejemplo la capacidad de orientarse, la de comunicarse, etcétera y medirlas por separado con un baremo fácil y normalizado, de tal forma que más tarde se pudiera validar la representatividad entre sí de diferentes variables, para de este modo acercarse a una primera estimación de tales valores de sexuación.Desarrollo masculino en la gestación conforme los andrógenos
Andrógeno Desarrollo femenino en la gestación conforme las hormonas ováricas
Hormona ovárica El papel de las hormonas sexuales
Dimorfismo sexual en la organización del cerebro
Sexuación de la identidad