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Retratos ficticios de los psicópatas
Los retratos falsos de los sicópatas, o bien sociópatas, son uno de los más usados en las películas y la literatura, mas es posible que solo se acerquen de forma parcial al término de sicopatía. Los profesionales dedicados a la salud mental y a la criminología, entre otros muchos, emplean el término sicópata con distintas definiciones. El personaje se puede identificar como un sicópata o bien sociópata diagnosticado/evaluado como tal en la propia obra de ficción, o bien cuando su autor lo revela al explicar sus pretensiones con esta obra, que pueden ser diferentes de las creencias de la audiencia o bien de los críticos que se fundamentan solo en un personaje que semeja enseñar rasgos o bien comportamientos asociados a un indefinido estereotipo popular de sicopatía. A menudo se representa a semejantes personajes de una forma exagerada y, generalmente, en el papel de villano o bien antihéroe, en el que las peculiaridades generales de un sicópata resultan útiles para facilitar el enfrentamiento y el riesgo. Dado a que las definiciones y criterios en la historia de la sicopatía han variado durante los años y siguen mudando aun ahora, muchos personajes de películas conocidas se pueden clasificar en el marco de un género de sicopatía específica en el instante de la producción o bien del estreno de la película, mas no necesariamente en los años siguientes. Tanto en informes no especializados como en profesionales, hay muchas imágenes estereotipadas de sicopatía, que solo coinciden parcialmente y pueden dar sitio a peculiaridades contradictorias como: el estafador con encanto, el asesino en serie trastornado, el empresario sicópata de manera exitosa o bien el ladrón crónico de poca monta con antecedentes por criminalidad juvenil. El término más habitual refleja una combinación de miedo por el mítico coco, fascinación por la maldad humana y, en ocasiones, tal vez envidia de las personas que puedan parecer ir por la vida sin incordio alguno si bien estén sometidas a exactamente los mismos niveles de culpa, sofocación o bien inseguridad. En el siglo XIX, las categorías diagnósticas de la monomanía o bien la demencia (el término 'moral’, que se incluye en el palabra inglés ética insanity traducido como 'demencia’, ya significaba entonces sensible o bien ético) se abrieron paso por medio de la literatura, en la que se englobaban numerosas excentricidades, obsesiones o bien trastornos nerviosos; y a veces, se llegaban a reflejar actos delincuentes, frecuentemente violentos, que no tenían ningún sentido. En este periodo asimismo se generó el ascenso de la novela policiaca como, por servirnos de un ejemplo, la literatura sensacionalista, en la que frecuentemente, un residente supuestamente normal del vecindario resultaba ser un desquiciante con conducta delictiva. Este periodo asimismo fue testigo del ascenso de los detectives de ficción que aprovechaban el incremento de las ansiedades que experimentaban los personajes, quiénes representaban a los habitantes de las nuevas urbes industriales, que disfrutaban en aquel momento de una nueva etapa de gran desarrollo y diversificación. El término 'psicópata’ comenzó a utilizarse a fines del siglo XIX (de igual modo que el término psicótico, con el que de manera frecuente puede confundirse), y asimismo cubrió una extensa gama de enfermedades (etimológica y originalmente equivalentes a 'enfermo mental’). No obstante, su estrellato aumentó velozmente debido al empleo del palabra en un juicio de Rusia, festejado entre mil ochocientos ochenta y tres y mil ochocientos ochenta y cinco, que estaba relacionado con el homicidio de un pequeño. En este juicio, el término sicópata contribuyó a poner en libertad al que era seguramente un declarante falso, al paso que el primordial sospechoso fue declarado culpable. Los 'psicópatas’ comenzaron a aparecer en teatros, en cantilenas y en artículos de prensa. La defensa de la sicopatía se citó internacionalmente por haber dejado en libertad a un malévolo asesino de pequeñas, hecho que todavía se mienta en los diccionarios. Asimismo, asimismo se representó a los depravados en la ficción popular del siglo XIX, y hasta mediados del siglo veinte, de forma afín a los usos modernos del término sicópata (en ocasiones la degeneración se cita como una causa de la sicopatía). Sin embargo, el término de depravado cayó en descrédito, en parte, por el empleo que le dieron los nazis para justificar la exterminación de sus opositores. El significado se redujo gradualmente, al comienzo como 'psicopáticamente inferiores' que abarca lo que hoy día se podría llamar trastornos de personalidad y otras condiciones, que ya antes se entrelazaban con la terminología de 'sociópata' (y, con el tiempo, desorden de personalidad antisocial), si bien la sicopatía se prosiguió definiendo tanto de forma general como de forma específica conforme los casos. Las primeras representaciones de sicópatas en el cine se acostumbraban a caricaturar como personajes sádicos, impredecibles, sexualmente degenerados y emotivamente inestables (maniacos) con una obsesión por participar en la violencia y la destrucción indiscriminadas, por norma general, con una serie de ademanes extraños como reírse con nerviosismo, reírse a carcajadas y tics faciales. Hasta finales de mil novecientos cincuenta, las convenciones cinematográficas estadounidenses normalmente postergaban al sicópata a los papeles de villanos como gánsters, científicos locos, supervillanos, y muchos géneros de delincuentes normalmente. Ejemplos de esta clase son Tommy Udo (Richard Widmark) en El beso de la muerte, Cody Jarrett (James Cagney) en Al rojo y Antonio 'Tony' Camonte (Paul Muni) en la versión de mil novecientos treinta y dos de Scarface. Asimismo se refería a los homosexuales como sicópatas bajo la extensa descripción ya antes en uso; la Asociación Estadounidense de Siquiatría en el primer Manual Estadístico de Diagnóstico de mil novecientos cincuenta y dos lo valoraría como 'trastorno sociópata de la personalidad'. Una representación inusual a lo largo de este periodo fue el personaje de un asesino de pequeños llamado Hans Beckert (Peter Lorre) en la película de Fritz Lang de mil novecientos treinta y uno M.Lorre representa a Beckert como un hombre supuestamente mediocre, atormentado por una obsesión por matar pequeños a través de rituales. Una película alemana (aparentemente basada en la vida real de Peter Kürten), se estrenó en América en mil novecientos treinta y tres y ha sido vista como indicativo de un punto de cambio en las representaciones americanas de sicópatas.Hasta los años treinta, los siquiatras en general aplicaban el diagnóstico a varones desempleados o bien mujeres 'hipersexuales', mas múltiples tendencias siquiátricas, culturales y económicas, confluyeron para convertir al popular sicópata en un violento, un depravado o bien un delincuente - una amenaza para la inocencia, los papeles de género y el orden social. Uno de los primeros casos de la vida real que tuvo una profunda repercusión en las películas norteamericanas fue el de Ed Gein, detenido en mil novecientos cincuenta y siete. Se trataba de un granjero que siempre y en todo momento había vivido con su madre y cuando esta murió, mató a 2 mujeres y desenterró ciertos cuerpos femeninos del camposanto local, con la piel de los que fabricó múltiples instrumentos. Se extendieron cotilleos de que asimismo era necrófilo, caníbal o bien travestido, si bien semeja que el único soporte de estos cotilleos no era otro que las breves aseveraciones con las que Gein respondía a las preguntas capciosas de los interrogadores. Ya antes del juicio se declaró a Gein enfermo mental y legalmente discapacitado, aduciendo que había sufrido esquizofrenia (una psicosis que incluye desvaríos y alucinaciones) cuando menos a lo largo de 12 años, pese a que un siquiatra reconocido lo calificó más bien de «psicópata sexual». Robert Bloch, un fecundo autor de horror sensacionalista, asevera que en el momento de redactar su novela Psicosis, publicada en mil novecientos cincuenta y nueve, se fundamentó en los asesinatos cometidos por Gein y en la idea de una persona supuestamente cuerda que habita en un pueblo, mas que comete crímenes aterradores. No obstante, aclaró que no se centró necesariamente en el propio Gein, pese a las numerosas semejanzas entre este y el protagonista. En Psicosis se retrata al desalmado Norman Bates como un hombre de aparente comportamiento adecuado que asesina a una mujer mientras que se halla bajo el control de una personalidad opción alternativa que adopta la manera de su déspota madre, a quien mismo mató. Tanto la novela como la adaptación cinematográfica de mil novecientos sesenta dirigida por Alfred Hitchcock tuvieron una repercusión determinante en la representación de los sicópatas que se hacía en ese instante en los medios. Sin embargo, ni el libro ni la película se explayan en la descripción del término 'psico', si bien dicho término se emplea generalmente para referirse tanto a un psicótico como a un sicópata. Al final de la película, un siquiatra afirma que Bates tiene múltiple personalidad. El trastorno de personalidad múltiple era muy popular por aquel entonces (cfr. película de mil novecientos cincuenta y siete Las 3 caras de Eva) y hasta actualmente se confunde con la esquizofrenia a menudo. Después, Bloch escribió un guion para la película El sicópata de mil novecientos sesenta y seis, cuyo título original era «Esquizofrenia». Dentro de los retratos falsos de la sicopatía, una tendencia diferente prosiguió centrándose en los caracteres antisociales subversivos. El título de la película de mil novecientos cincuenta y cinco Rebelde sin causa, protagonizada por James Dean, se fundamentaba en un libro de mil novecientos cuarenta y cuatro con exactamente el mismo nombre en el que se describía con todo detalle la hipnoanálisis de un sicópata delincuente. En el libro, el siquiatra Robert M. Lindner asimismo describe a los sicópatas por norma general como personas ególatras sin motivo alguno y que se muestran inútiles de admitir las reglas de la sociedad. En la novela de mil novecientos sesenta y dos Alguien voló sobre el nido del cuco escrita por Ken Kesey, las autoridades, los pacientes, e inclusive exactamente el mismo protagonista, califican continuamente al personaje principalRandle McMurphy como un posible o bien evidente sicópata. El protagonista lee de su historial médico: «repetidos estallidos de pasión que sugieren el diagnóstico posible de psicópata», y agrega que un doctor le explicó que esto significa: «Peleo y follo, perdónenme señoras, lo que desea decir que me siento demasiado entusiasta en las relaciones sexuales». Entonces, el médico que entonces lo trataba lee en voz alta sus observaciones: «No desechéis la posibilidad de que este hombre esté fingiendo psicosis». En el guion de la conocida adaptación cinematográfica de mil novecientos setenta y cinco Alguien voló sobre el nido del cuco solo se sostiene este último término, al tiempo que el término 'psicópata' jamás se emplea. Irónicamente, la fría y supervisora enfermera Ratched fue descrita después como una sicópata conforme con las percepciones siguientes sobre este término. La película Malas tierras (mil novecientos setenta y tres) tiene como protagonistas a 2 personajes de forma libre creados desde Hables Starkweather y Caril Ann Fugat. Al paso que Kit, el protagonista (Martin Sheen), es descrito como alguien que podría ser o un sicópata o un sociópata, el sicólogo Robert D. Hare, uno de los primordiales defensores de la evaluación de la sicopatía, ha identificado a Holly (Sissy Spacek) como un individuo que encarna con perfección su término de sicópata por su escasa reacción frente al significado de sus actos y por su intento de ocultarse tras una máscara de fingida normalidad. No obstante, el escritor y directivo Terrence Malick afirmó que considera la frivolidad y la glacial insensibilidad de Kit a resultas del sufrimiento y del abandono experimentados a lo largo de su niñez en el Medio Oeste de los U.S.A., y Holy, la joven de quince años, si bien se trata de una inmadura que subestima su audiencia, es la habitual muchacha sureña que desea trabajar como comentarista y graduarse pese a la cruda realidad, y no preocuparse de ella misma ni de sus desgracias personales. El creciente interés de los medios por los asesinos en serie a fines del siglo veinte, fue impulsado por casos como el de John Wayne Gacy (mil novecientos setenta y ocho), Ted Bundy (mil novecientos setenta y ocho) y Jeffrey Dahmer (mil novecientos noventa y uno).Estos cambiaron en parte el modo perfecto en el que se percibía y plasmaba a los sicópatas en el cine y la literatura. En ocasiones se incorporaban en estas obras mezclas de sicópatas tradicionales del cine viejo y de la literatura de finales del siglo XIX, con la alta actividad detectada en el comportamiento de ciertos asesinos en serie. El maestro de sicología Kevin Dutton describió a James Bond como un "sicópata útil". El psiquiatracaníbalDr. Hannibal Lecter, quien fue excepcionalmente interpretado por Antony Hopkins en la película merecedora de cinco Premios Óscar, El silencio de los corderos, es quizá el sicópata más vil de la ficción del siglo veinte. Lecter es inteligente y complejo (siempre y en todo momento estimando que a la sicología se le atribuye un grado de inteligencia inferior al que acostumbramos a emplear), y utiliza su carisma y los pies en el suelo para disfrazar su auténtica naturaleza de asesino en serie. Pasa la mayoría de la película en una celda, burlándose de la protagonista, Clarice Starling, con pistas sobre la identidad de otro asesino, Buffalo Bill, a cambio de detalles íntimos de la turbulenta niñez de Starling. La primera aparición de Lecter fue en la novela El dragón colorado, escrita por Thomas Harris en mil novecientos ochenta y uno, en la que se le caracteriza de una manera que hace que no case con ningún perfil sicópata hasta ese momento conocido. En la adaptación cinematográfica de El silencio de los corderos, se le describe como un "sicópata puro". En las próximas novelas Hannibal y Hannibal: El origen del mal, se descubre que la sicopatía de Lecter es el resultado de ver a su hermana Mischa asesinada y devorada por caníbales a lo largo de la Segunda Guerra Mundial. En dos mil trece, Harris descubrió que con la meta de crear a Lecter, se fundamentó originalmente en Alfredo Ballí Trevino, un doctor mexicano que mató y mutiló a su amante homosexual en lo que se calificó como un crimen pasional por una disputa financiera. La novela American Psycho relata la historia de Patrick Bateman, un yuppie asesino en serie que trabajó en Wall Street a lo largo de la década de los ochenta. Esta novela dio el salto a la enorme pantalla el año dos mil. Bret Easton Ellis, el creador de la novela, afirmó en una entrevista que el libro es una sátira sobre lo superficial que son los estilos de vida consumistas, mas que la escritura de escenas de violencia asimismo se fundamentaba en películas de horror y en material del FBI sobre asesinos en serie, así como su idea de de qué manera "un sicópata que trabaja en Wall Street" describiría estos sucesos. Ciertos comentarios, procedentes aun de gacetas científicas, sugerían que Bateman asimismo presentaba ciertos rastros de psicosis, como por poner un ejemplo alucinaciones, hecho que lo transforma en un narrador más bien poco fiable; hay dudas entre si Bateman fue verdaderamente un asesino en serie, o bien si solo desvariaba que mataba a gente. En la novela de Ellis, Glamourama (mil novecientos noventa y ocho), la que presenta a modelos que se vuelven terroristas, un personaje comenta que "esencialmente, todos eran unos sociópatas... y el pelo de todas y cada una de las chicas eran moños". En el libro Inocencia interrumpida de mil novecientos noventa y tres y en su siguiente adaptación cinematográfica de mil novecientos noventa y nueve, el personaje de Plana (interpretado por Angelina Jolie en la película) es una joven rebelde y antisocial a la que se diagnostica como sociópata. No obstante, quedan ciertas dudas de si dicho diagnóstico es completamente atinado. La película La raíz del temor (mil novecientos noventa y seis) jugó con los temores sobre la enajenación mental y la simulación de enfermedades psíquicas, representando a un posible asesino que supuestamente padecía múltiples trastornos de la personalidad los que, como revela al final, ha estado fingiéndo. En la novela original de William Diehl, la siquiatra Molly Arrington así como otros siquiatras definen de manera constante la sicopatía y la psicosis tal y como si fuesen exactamente la misma condición, por naturaleza antisocial. La autora de Harry Potter, J. K. Rowling, ha descrito a Lord Voldemort, el villano primordial de la saga, como un "sicópata enfurecido, desprovisto de las contestaciones sensibles naturales de los humanos cara el sufrimiento de las otras personas, y HAY efectivamente personas como él en el planeta". Los actores que intervienen en las series describen, de forma informal, como sicópatas a un elevado número de los personajes que interpretan. Ciertos ejemplos incluyen a Natalie Buxton en 4 mujeres y un destino, Sean Slater y Michael Moon en EastEnders, Dexter Morgan en la serie de Norteamérica Dexter y el Amo en Doctor Who. Así puesto que, en múltiples ocasiones a lo largo del curso de la serie, muchos de los personajes describen al doctor Gregory House, personaje primordial del drama médico de la FOX House MD, como un sociópata. Lo mismo ocurre con Sherlock Holmes, el personaje primordial de la serie de la BBC Sherlock, que es tratado como un sicópata en diferentes ocasiones en el trascurso de la ficción. Como contestación a estas atribuciones, Holmes se describe a sí mismo como un "sociópata de alto funcionamiento". Asimismo se ha pensado que sufría el síndrome de Asperger. Otro ejemplo lo hallamos en la serie de la ABC Psiques Delincuentes, en la que se retrata a ciertos "sujetos ignotos" como sicópatas o bien sociópatas. La novela de Dan Wells titulada No soy un serial killer, como sus secuelas Mr. Monster (Mr. Monster) y I Don't Want to Kill You (No deseo matarte), cuentan la historia de un adolescente diagnosticado de sicopatía que vive acorde a un riguroso código de conducta para de esta manera eludir transformarse en un asesino en serie. Un académico de la ciudad de Chicago arguyó en una gaceta sobre tendencias televisivas que la fantasía moderna de la sicopatía se genera en alguien cuya desconexión sensible del resto de la sociedad, en vez de ser un óbice que puede representarse en casos clínicos reales, le permite ser, sorprendentemente, un buen manipulador debido a la rotura del contrato social. Hoy en día, la pauta que se prosigue en el momento de redactar personajes psicópaticos sugiere que la carencia de consciencia y de empatía son siempre y en toda circunstancia las primordiales peculiaridades, aparte de la habilidad de mentir al resto. El modelo de conducta antisocial y ególatra, como cualquier otra característica secundaria peculiar, pueden cambiar. En dos mil trece, se lanzó el juego para videoconsolas GTA V, el que incluía numerosas referencias a sicópatas y sociópatas, aparte de comentarios de un siquiatra falso. Uno de los personajes primordiales, Trevor, se describe como psicopático y psicótico. La voz del actor que interpretó al personaje asevera que fundamentó su actuación en el papel de Tom Hardy como Hables Bronson en la película Bronson.