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Pulsión
Pulsión (del francéspulsion, que por su parte procede del latínpulsio y pulsum, derivados del verbo pulsare: pujar, impulsar), es un término que se emplea en psicoanálisis para designar aquel género de impulso psíquico propio de los sujetos de la especiehumana que tiene su fuente en una excitación interna (un estado de tensión percibida como anatómico) y que se dirige a un solo fin preciso: eliminar o bien aliviar ese estado de tensión. Para conseguir este fin, la pulsión se sirve de un objeto, el que no obstante no es uno preciso, ni está predeterminado. Luis López Ballesteros, tal y como la mayor parte de los traductores al inglés de la obra de Sigmund Freud, tradujo la palabra alemana Trieb de forma poco precisa como "instinto". Los traductores franceses siguientes a Lacan, como además el argentino José Luis Etcheverry —quien tradujo las obras completas de Freud de manera directa desde el alemán— rectificaron este fallo inicial y prefirieron el término pulsión. De hecho, se trata de conceptos diferentes (y asimismo existe la palabra Instinkt en alemán, palabra que asimismo empleó Freud, mas cuando deseaba referirse al término rigurosamente biológico). Mientras la pulsión es una noción activa, en la que influye la propia experiencia del sujeto y su historia ontogenética, vale decir, la referida al desarrollo de este, el instinto sería un término más estático y enteramente innato, heredado genéticamente. El instinto es propio de los animales no racionales. Al paso que el instinto tiene objetos precisos y también inamovibles para su satisfacción, las pulsiones carecen de objetos fijos, predeterminados. Freud empleó el término Trieb desde mil novecientos cinco en sus escritos y pronto se convirtió en uno de los conceptos técnicos esenciales en los que se apoya el conjunto de la teoría psicoanalítica. Con él se designa la carga de energía que está en el origen, tanto del movimiento del organismo y su actividad, como de su funcionamiento psíquico inconsciente.Se llaman de este modo pulsiones a las fuerzas derivadas de las tensionessomáticas en el humano, y las necesidades del ello; en este sentido las pulsiones se sitúan entre el nivel somático y el nivel psíquico. Como las pulsiones carecen de objetos predeterminados y definitivos; asimismo tienen diferentes fuentes y por esta razón formas de manifestación, entre ellas: Pulsión de vida o bien Eros, pulsión de muerte o bien Tánatos, pulsiones sexuales, pulsión de saber, etc. Trieb, substantivación del verbo alemán treiben, tiene el significado de brote, afloración, expresión, ganas, rumbo, variación, constricción, puesta en movimiento, impulso. Su raíz es exactamente la misma que la de la palabra de España deriva y que la inglesa drive.Pero, tal como ya se ha señalado, en las versiones a otros idiomas (singularmente en las traducciones al inglés) es usual traducir "Trieb" por "instinto" (instinct) o bien a veces "motivation", tampoco soluciona el tema la traducción instinctual drive. De este modo se provoca una interpretación con tendencias biológicas: al existir una interpretación biológica, esta da sitio a 2 posturas: la declaración de "no cientificidad" del psicoanálisis, o bien, si es admitido, su biologización ideal. Lo primero acostumbra a suceder entre conductistas, sicólogos del Yo y los sicólogos cognitivos. La segunda postura ha sido y es usual entre los psicoanalistas de habla inglesa, con lo que postulan que la problemática con la que opera el psicoanálisis es una cuestión instintual que se "resolvería por la satisfacción de los instintos". Como se puede observar estos son ciertos debates y inconvenientes teóricos de las diferentes corrientes del psicoanálisis. El psicoanálisis "tradicional" ha considerado que muchas de las afecciones psíquicas se deben a una "fijación" del edipo en un determinado estadio pulsional ya antes del periodo de latencia; si esto es cierto asimismo es verdad que resulta algo esquemático. Lacan postula una activa de las pulsiones: toda pulsión es producido desde una "falta original" (de objeto instintivo), falta que es representada por el objeto a. Desde tal instante de "falta" el deseo se traduce en pulsiones, cada pulsión se dirige a una momentánea meta (o bien goal) que está gravitada por el objeto a, de esta forma la pulsión procura lograr al objeto a mas solo hace un rodeo en el que puede acceder a objetos momentáneos de satisfacción momentánea, entonces la pulsión -siempre y en toda circunstancia insatisfecha- vuelve a empezar el proceso recién descrito. Por su parte Freud, cara mil novecientos veinte, abandona el llamado "optimismo pulsional", y recoge los aportes de una acólita (Sabina Spielrein) que le habla de pulsión de muerte como contrapeso de la pulsión de vida. Y es desde su insigne obra Jenseits der Lustprinzips (traducida como: Alén del principio de placer) que reconsidera los destinos pulsionales: a la pulsión de vida (o bien Eros), que tiende a la unidad, la organización de sistemas complejos y asociaciones proactivas se opondría una pulsión de muerte, que tiende a la disgregación, la disipación, el retorno a lo inanimado; mas, si la pulsión de muerte es (como entonces postula Lacan) una (dis)torsión de la pulsión de vida, cuando tal distorsión tiene connotaciones de violencia; es exactamente el mismo Freud quien hipotetiza una salida a tal derivación violenta de lo pulsional, si bien esta salida tampoco es optimista (cuando menos no en el sentido vulgar); en último término -piensa Freud en los últimos tiempos de su vida, mientras que sufre la agonía- el destino de las pulsiones semeja resolverse en un comienzo de nirvana, en algo que pareciese paradojal: "el deseo de cesar de querer", si bien la paradoja se soluciona si se comprende que el principio de nirvana postulado por Freud es el deseo de parar de estar adherido al placer o bien goce, en una disipación (nirvana) ya exenta de enfrentamientos y, por lo tanto, de sufrimientos. La diferencia entre instinto, impulso y pulsión es materia de discusión pues muchos sicólogos estiman que instinto o bien impulso, y pulsión serían conceptos equivalentes.La explicación es que los conceptos son creaciones del lenguaje, y no entidades con existencia propia. Las diferencias serían de semántica y también interpretación, no ontológicas. Estas diferencias semánticas han sido establecidas no por Freud, sino más bien por sus seguidores al traducir los textos y comentarlos. Los instintos asimismo tienen las peculiaridades de la pulsión. Por una parte, tienen los 4 componentes que se atribuyen a la pulsión. Por otra parte los objetos en los animales no humanos no son predeterminados y terminantes, de ahí que se los puede adiestrar y de ahí que se pueden amaestrar muchas especies animales. En etología se sabe que se puede conseguir que determinados animales copulen con objetos, si estos objetos son diseñados con las peculiaridades convenientes. Al tiempo los animales no humanos asimismo aprenden de la experiencia y en consecuencia los instintos son muy flexibles igual que el término de pulsión. No es posible aseverar que las pulsiones no se satisfacen y que el instinto se satisface. De hecho, las pulsiones tienen una satisfacción temporal, puesto que en caso contrario la conducta quedaría paralizada. El individuo frente a una pulsión que siempre y en toda circunstancia tiene origen somático busca satisfacerla y puede conseguirlo por un cierto tiempo, hasta el momento en que la pulsión de nuevo demande nueva satisfacción. La pulsión sería la alarma o bien indicador psíquico de una necesidad somática. Si las células del cuerpo precisan agua H2O, el aparato psíquico recibe una señal equivalente a las sensaciones de sed. Ante dicha sed el organismo recurre a su experiencia para procurar saciar dicha sed, y lo conseguirá por servirnos de un ejemplo, tomando de una fuente de agua. Mas esto sucede precisamente igual con los instintos o bien impulsos biológicos: aparece un impulso instintivo, como ser apetito y el organismo actuará para conseguir comestible y comer de modo tal que la necesidad quede satisfecha, hasta el momento en que de nuevo se repita esta necesidad en un instante siguiente. Como se puede ver, un instinto o bien impulso es provisionalmente satisfecho, de la misma forma que el postulado para las pulsiones. También hay que rememorar que muchas especies pueden aprender a efectuar conductas al oír órdenes emitidas verbalmente por humanos, o a través de mensajes sonoros, visuales o bien de otro tipo. Esto implica que su conducta puede ser cambiada por el lenguaje y por la cultura, de entrada la cultura humana. Se asevera que los animales no racionales tienen instinto, mas no pulsión, y que el instinto es un reflejo automático del tipo estímulo-contestación, mas que la pulsión no tiene dicha característica. El inconveniente de la racionalidad no puede ser invocada en tanto que es materia de discute. De entrada, podría afirmarse que los humanos son los únicos animales con lenguaje hablado. Comunicarse se comunican todos y cada uno de los organismos vivos, e inclusive las máquinas, mas se asevera que el humano es el único que se comunica a través de el lenguaje hablado y que el lenguaje hablado tiene la característica de la polisemia. Esta característica de la polisemia, se acompaña de la capacidad imaginativa, por lo que es posible todo género de tropos y modificaciones. Esto implica que cualquier palabra que un individuo, a través de asociaciones semánticas o bien fonéticas o bien visuales, consiga vincular con alguna sensación, dicha palabra va a quedar asociada a la sensación. La publicidad y la mercadotecnia se valen de esta característica, y la semiótica y semiología estudian estas cualidades de los signos. De esta forma, entre el estímulo y la contestación, existiría un intercesor, que es el lenguaje, o bien mejor dicho, 1) las reglas y ordenes sociales que han sido fijados en la memoria del individuo, dos) lo que el individuo cree o bien imagina que la sociedad espera de él. tres) las sensaciones de placer o bien displacer que el individuo asocie con dicho estímulo y las posibles contestaciones. Una excitación sexual de origen químico puede asociarse a una palabra y evocar en la memoria el objeto que dicha palabra indica o bien connota (por servirnos de un ejemplo el semblante de una persona), o bien una palabra puede provocar por asociación una excitación sexual química. Esto quiere decir que frente a un estímulo, la contestación será variable en dependencia de los factores mentados. Aparece la toma de resolución que antecede a la contestación, y por consiguiente la contestación ya no sería automática sino está mediada por una elección ante diferentes opciones alternativas. Si no hubiera elección posible, entonces estaríamos en frente de un estímulo-contestación automático. Pero esto conduce a la paradoja de que estas asociaciones de que se valen la publicidad y la mercadotecnia, provocan contestaciones, en consecuencia estamos de nuevo frente a un estímulo-contestación. Lo que pasa es que la contestación ha alterado, mas no deja de ser una contestación frente a un estímulo. Este es el principio esencial de las terapias conductistas, la capacidad de conseguir que un estímulo-contestación pueda ser creado o bien cambiado por la experiencia. Lo que se conceptúa como sublimación es la modificación de la contestación que desencadena un estímulo. Al mismo tiempo, pulsión de vida y pulsión de muerte lo tienen todos y cada uno de los organismos vivos, tal como Freud mismo lo postuló en sus trabajos, por poner un ejemplo en uno de los últimos: Esquema del psicoanálisis (mil novecientos treinta y ocho). Esto es una lucha de la materia propiamente viva en su organización, y no una característica de los humanos. Particularmente nos afirma que Respecto de la pulsión de destrucción, podemos meditar que aparece como su meta última trasportar lo vivo al estado inorgánico; de ahí que asimismo la llamamos pulsión de muerte. Si suponemos que lo vivo advino después que lo inerte y se produjo desde esto, la pulsión de muerte responde a la fórmula consignada, a saber, que una pulsión aspira al regreso a un estado precedente (...) Esta acción conjugada y contraria de las 2 pulsiones básicas genera toda la pluralidad de las manifestaciones de la vida. Y alén del reino de lo vivo, la analogía de nuestras 2 pulsiones básicas lleva a la pareja de contrarios atracción y repulsión, que rige en lo inorgánico. Freud explica en Esquema del psicoanálisis: El poder del ello expresa el auténtico propósito vital del individuo. Consiste en satisfacer sus necesidades innatas. Un objetivo de sostenerse con vida y resguardarse de riesgos a través de la sofocación no se puede atribuir al ello. Esa es la labor del , quien asimismo debe encontrar la forma más conveniente y menos peligrosa de satisfacción con miramiento por el planeta exterior. Si bien el superyó pueda imponer necesidades nuevas, su primordial operación prosigue siendo limitar las satisfacciones. Llamamos pulsiones a las fuerzas que suponemos tras las tensiones de necesidad del ello. Representan undefined los requerimientos que hace el cuerpo a la vida anímica. Afirma que el esquema general del aparato psíquico se considera válido asimismo para los animales superiores, semejantes al hombre en lo anímico, y que cabe suponer un superyó toda vez que exista un periodo prolongado de dependencia infantil, como en el humano. Freud ya proponía estos inconvenientes desde sus primeros escritos, como en Proyecto de sicología para neurólogos (mil ochocientos noventa y cinco) donde habla de la experiencia de satisfacción como el mecanismo neuronal preciso a fin de que un objeto que satisface una necesidad, pueda ser más tarde evocado de modo tal que un organismo pueda regresar a satisfacer dicha necesidad. Este mecanismo es preciso a fin de que cualquier organismo aprenda de la experiencia y se oriente en el planeta para satisfacer sus necesidades. Si los organismos vivos no tuvieran dicha experiencia, entonces no podrían aprender a distinguir los objetos del planeta que pueden ser consumidos, y no podrían distinguir lo percibido de lo recordado. Recordemos asimismo que existen una gran cantidad de sociedades no humanas, que incluyen tanto mamíferos como insectos. La sociobiología ha conseguido avances enormes en el estudio de dichas sociedades. Si se postula que un organismo humano debe sublimar sus pulsiones por orden social, no podemos aseverar que exactamente la misma situación mas en otros animales es instinto y en humanos es pulsión. Aun las hormigas precisan del socorro de otros individuos de su especie para subsistir en sus tiempos de inmadurez. Existen especies animales en los que la proporción de tiempos de dependencia con respecto a su tiempo de vida máximo son superiores a la de los humanos, como en determinados cetáceos y en elefantes.