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Psicología de la música
La sicología de la música es el estudio de la fuerza sensible que ejercita la música en el comportamiento de las personas en cualquier etapa de la vida. Este género de sicología se empieza a inicios del siglo veinte. Establece 2 enfoques: La Inteligencia sensible es un conjunto de habilidades como el control de impulsos, la constancia, la empatía, etcétera que forma un vínculo entre sentimientos, carácter y también impulsos morales. La música, si es conveniente, nos lleva a una rearmonización de los sentimientos y el estado anímico. Además de esto nos ayuda a un dominio del cuerpo, a la organización de las relaciones espaciales. El tono y volumen de la voz, delata el instante en que nos hallamos y qué género de persona somos. Desde el instante en que nacemos estamos expuestos a la música, empezando por la voz de los progenitores. El tono expresivo que usan ayuda a que el pequeño sostenga la atención, siendo la voz de la madre la favorita debido a que su agudeza apunta dicha y cariño. Es esencial enseñar tanto la expresión de la voz como el canto. Este, concretamente, es uno de los medios de expresión más completo y máximo. Desde la antigüedad se ha especulado sobre la música y el sonido. Los primeros ensayos contados se acreditan a Pitágoras en el siglo VI a.C. Sus ensayos contribuyeron a incluir la música en el programa científico de la educación. No obstante, sus seguidores dejaron de pensar en el procedimiento experimental y también procuraron explicar la música mediante términos matemáticos. Después, Aristóxeno aseveró que la música no ha de ser concebida solamente como relaciones matemáticas, si no que, siendo perceptiva y cognitiva en la naturaleza, había que estudiarla como una ciencia experimental. Esto adelantaba ya una parte de la sicología moderna. En la segunda mitad del siglo XIX, la sicología se estableció como una disciplina científica. Empezó a desarrollarse una sicología experimental, puesto que ciertos estudiosos arguyeron contra el racionalismo en la música, y se mantuvo que esta había de ser considerada como una ciencia experimental. Por lo tanto, la sicología debía examinar las experiencias. Esta idea se abandona cuando brota una nueva corriente de la sicología moderna en Europa a inicios del siglo veinte. La sicología de la música se centra en 4 temas principales: En esta temporada, los oyentes elijen la música que escuchan y no sienten la necesidad de investigar el porqué de su disfrute. Dentro de una obra musical, un oyente puede oír múltiples sonidos con diferentes tonos, que juntos conforman una sola textura. Las formas de instruir nuestro oído son varias: La manera conductual es la más practicada, se fundamenta en la reiteración y es casi subconsciente. Por otra parte tenemos la manera edificante consistente en procesos mentales complejos y requiere una atención y un sacrificio de síntesis por la parte del oyente. Un aprendizaje edificante nos dejará establecer relaciones entre los sonidos y por último conocerlos y manipularlos. La sicología examina el ritmo desde la agrupación de esquemas mentales del individuo, que van de lo macro al detalle. Se sobrepone información y por último se desarrollan los patrones rítmicos. Los elementos básicos de un esquema rítmico son: Es el atributo por el que se distinguen 2 sonidos que se presentan en forma afín y con idéntico tono, gravedad y duración. La definición presenta tal cantidad de posibilidades que no dejó la experimentación científica hasta finales del siglo veinte. Desde la sicología, la relevancia del timbre se fundamenta en sus rasgos auditivos. Deja la clasificación del sonido y condiciona la percepción de sonidos conjuntos emitidos por un conjunto de instrumentos. Cualquier actividad musical implica a la memoria (percibir, interpretar, componer). Cualquier aprendizaje en este campo asimismo requiere memoria, tanto se trate de aprendizaje reglado, como de aprendizaje derivado de la experiencia. Es un rasgo que se puede progresar y también acrecentar. La memoria tiene 2 formas básicas: La música provoca reacciones humanas mentales, así sean sentimientos o bien emociones y estados anímicos. Leonard Meyer (mil novecientos dieciocho-dos mil siete) trató de explicar la existencia de emoción en la música. Para él, el cariño era un componente natural de la percepción de las propiedades formales de una pieza musical. El estudio del comportamiento musical debe observarse desde su inicio. El individuo tiene una dimensión biológica, otra sicológico-sensible y su inserción en un ambiente o bien medio social. Por consiguiente, debe contemplar la in?uencia que representa la música en su sicología y aportar datos sobre de qué manera y en qué momento las personas experimentan cariño al oír música. Se han efectuado diferentes estudios sobre la relevancia del control del tempo, la coordinación y también independencia entre las 2 manos y la coordinación entre 2 músicos en un dúo en el momento de transformar un término musical abstracto (una obra musical) en la interpretación de una obra. De esta manera, los intérpretes más experimentados sostienen mayor estabilidad y precisión en el tiempo y además de esto son capaces de interpretar una obra así como otro músico sin haberla ensayado ya antes juntos basándose en el hecho de que los dos comparten exactamente la misma visión de la estructura de dicha obra. Esta visión que cada uno de ellos tiene sobre la obra que interpreta es lo que le proporciona expresión a la interpretación, o sea, en dependencia de de qué forma el intérprete comprenda la estructura de la obra el resultado final cambiará. Mas es posible alterar la expresividad de manera consciente a través de la práctica, si bien en ella influyen asimismo el estado anímico. J. D. Boyle definió la habilidad musical como el nivel de habilidad y comprensión musical que un individuo adquiere en un tiempo determinado. Al potencial o bien capacidad para adquirir habilidades musicales se le llama destreza. Cuando se valora la habilidad aparece la subjetividad. Los sicólogos han intentado imponer la objetividad a través de estudios que evalúan: la destreza musical, la capacidad de logro musical y la debilidad o bien fuerza musical. Mas estos estudios son limitados, puesto que es bastante difícil medir esas cualidades y solo tienen aplicación en los niveles más bajos de la educación musical. No obstante, conforme Y también. Gordon hay poquísima patentiza de que se pueda pronosticar en la infancia el éxito musical futuro, como otros autores proponen que tampoco se puede pronosticar basándose en la herencia biológica o bien en las diferencias de género. Para esta labor sí nos podemos servir de las horas dedicadas a la práctica musical y la motivación que se preste ante ella. La familiaridad que tenga el pequeño con determinado género de música contribuirá, en concreto, en sus habilidades de percepción de la música por norma general. La habilidad musical depende de la combinación de factores sociales, cognitivos, motivacionales y culturales. Como de la educación, actitud, experiencia y aspiración del individuo en el desarrollo musical. La sicología social de la música estudia el comportamiento musical y su relación con el contexto cultural y social. Cabe destacar en este campo la obra La sicología social de la música (Farnsworth, mil novecientos cincuenta y cuatro) donde se tratan las influencias culturales en el comportamiento musical y se describe la personalidad del músico. No obstante, debemos tener en consideración que las teorías actuales de la sicología cuestionan el contenido de esta obra. Los sicólogos sociales han establecido que los juicios que se hacen a un músico individual, se acostumbran a hacer conforme a un conjunto social. Por último indicar las líneas de investigación de las aplicaciones de la música en la vida diaria: la interacción en la enseñanza entre maestro y pupilo, el papel de la música en terapias de salud y los usos comerciales de la música. Mary Louise Serafine sistematizó un cuerpo teorético que ha materializado en la clasificación de 2 procesos esenciales de conocimiento musical: procesos temporales, en los que la música es una cosa que existe en el tiempo, concibiendo el sonido musical en 2 dimensiones: la consecutiva y la simultánea, y procesos no temporales, que se identifican por ser más abstractos y formales comprendiendo la abstracción, la transformación, las estructuras jerárquicas y el fin. Esta teoría ha servido como fundamento para saber de qué manera conocen los pequeños la música, la naturaleza del conocimiento musical, como los mecanismos que intervienen en la adquisición, evolución y desarrollo del pensamiento musical. La neuropsicología estudia de qué manera nuestro sistema inquieto nos capacita para la música. Se fundamenta esencialmente en las áreas que intervienen en el proceso musical. El área derecha del cerebro es la que actúa desde la escucha de una armonía, no obstante los dos hemisferios actúan en diferente medida en el momento de conjuntar los tonos. Desde la antigüedad hasta el siglo XIX
Finales del siglo XX
Percepción y cognición
El tono y su aprendizaje
Interpretación
Habilidad musical
Psicología social
La Teoría Cognitiva de Mary Louise Serafine
Neuropsicología