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Psicología de la homosexualidad
Desde una perspectiva cognitivo-conductal, se ha propuesto un modelo de de qué manera brota la homosexualidad desde los primeros años de la adolescencia. Primero sensibilización, después confusión identitaria y después la asunción de la identidad. El conductismo partió de la hipótesis de que a través del aprendizaje por conductas imitativas y el refuerzo directo de estas se da el proceso de moldeamiento en la conductas homosexuales. Es de ahí que que en la década del '70 el conductismo planteaba una terapia de reconversión para regresar heterosexuales a los individuos con inclinaciones homosexuales. Mas la terapia de conversión no ha sido a nivel científico ratificada. No debe confundirse orientación sexual de objeto, o sea, enamorarse de un objeto varón o bien mujer, con identidad sexual o bien identidad de género, esto es, sentirse varón o bien mujer. El psicoanálisis no tiene una teoría concreta sobre la homosexualidad y Freud no creía que los homosexuales formaban un conjunto separado con peculiaridades afines que los distinguiera del resto individuos. Freud no consideraba el deseo homosexual como patológico sino más bien como una predisposición en la constitución sexual de todos y cada uno de los individuos. Freud consideraba en el origen de la homosexualidad a la bisexualidad psíquica propia de todo humano.Freud derivaba la homosexualidad de la bisexualidad psíquica, común a todos y cada uno de los humanos y afirmaba que procurar convertir un homosexual en heterosexual era tan imposible como procurar convertir un heterosexual en homosexual. Para el psicoanálisis la homosexualidad no viene dada por la genética sino es una elección. No una elección voluntaria o bien consciente ni algo que el sujeto pueda alterar por gusto, sino más bien una elección inconsciente. No habría nada en la naturaleza humana que dictaminara que a los varones deben atraerles las mujeres y a las mujeres los varones. No hay una relación innata entre instinto sexual y objeto sexual, esto es que la elección de objeto cariñoso no viene dada por la naturaleza o bien por el instinto sino hay un camino que la libido debe de recorrer hasta llegar al descubrimiento del objeto de amor terminante a lo largo de la adolescencia. Para el psicoanálisis no hay un ideal de armonía que sería el encuentro de la sexualidad parcial con la reproductiva biológicamente determinada en el que a los varones le tocan las mujeres y a la inversa. Para Joyce McDougall no hay una «sexualidad normal» pues la sexualidad es considerada normal o bien patológica «en función de su coincidencia o bien de su distanciamiento de las reglas de la sociedad a la que pertenece» puesto que la regla social tiene una dimensión asociado-cultural y las reglas sexuales cambian de manera continua. La elección de objeto homosexual o bien heterosexual, esto es, enamorarse de un varón o bien de una mujer, es una cosa que se define desde la resolución de la problemática edípica en todos y cada uno de los humanos. El complejo de Edipo, positivo (amor al progenitor del sexo opuesto) o bien negativo (amor al progenitor del mismo sexo), marca el instante en el que la sexualidad parcial y las pulsiones parciales se reunifican en el amor al otro como objeto total. Recién en la pubescencia se establece una distinción clara entre varón y mujer, entre carácter masculino y carácter femenino. Las relaciones cariñosas entre miembros del mismo sexo son las más usuales en la pubescencia.A esa edad los pequeños acostumbran a rehusar a las pequeñas por considerarlas «tontas», y a la inversa. Los compañeros de juego son los del mismo sexo. Esta elección de objeto no acostumbra a ser permanente en la mayor parte de los individuos quienes al final de la adolescencia ya tienen un compañero sexual del sexo opuesto. No obstante, en ciertos individuos se muestra que esa elección sí es permanente. A partir del siglo XIX el dominio de la sexualidad dejó de pertenecer al registro de la falta y el pecado para entrar en el registro de la morbilidad sexual, esto es, de lo normal y de lo patológico. En ese instante la homosexualidad empezó a ser definida como una enfermedad o bien una perversión y por consiguiente empezó ser estudiada por la medicina, la sicología y el psicoanálisis. La homosexualidad, como categoría sicológica, se formó desde un artículo de Carl Westphal en mil ochocientos setenta sobre «las sensaciones sexuales contrarias». Durante el siglo veinte, la siquiatría incluía la homosexualidad entre los trastornos que podían ser tratados mas, en mil novecientos setenta y cuatro, la Asociación Estadounidense de Siquiatría o bien (American Psychiatric Association) retiró la homosexualidad de la lista de las enfermedades mentales del Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales. Durante el siglo veinte, hubo psicoanalistas que consideraban a la homosexualidad en la estructura malvada, mas este término de perversión no tiene la connotación vulgar despectiva o bien de orden ética, sino sencillamente abarca todas y cada una a las prácticas sexuales que no llevan a la reproducción, incluyendo las caricias y los besos. En el siglo veintiuno ya no se habla de «homosexualidad» sino más bien de «homosexualidades» y se cree que la homosexualidad, o bien mejor dicho, homosexualidades pueden darse en cualquier estructura psíquica, tanto neurótica como malvada como psicótica. En el momento en que un homosexual consulta a un psicoanalista no acostumbra a hacerlo debido a su homosexualidad sino más bien a otros temas, con lo que no hay una categoría clínica concreta de la homosexualidad. El psicoanálisis y la sicología se han dedicado a investigar la génesis de las homosexualidades, considerando enormes diferencias entre la homosexualidad masculina y la homosexualidad femenina. Al contrario de lo que se cree vulgarmente, la sexualidad en los homosexuales varones cuenta con las peculiaridades de la sexualidad masculina y la sexualidad de las mujeres homosexuales cuenta con las peculiaridades de la sexualidad femenina.O sea, los varones homosexuales no tendrían una conducta sexual «femenina» ni las lesbianas una conducta sexual «masculina». La más plena hombría es compatible con la elección de un compañero del mismo sexo en el varón y la más plena femineidad en una mujer que escoge una compañera femenina. Los homosexuales no son todos afeminados ni las lesbianas masculinizadas. No debe confundirse elección sexual de objeto, esto es, enamorarse de un objeto varón o bien mujer, con identidad sexual o bien identidad de género, o sea, sentirse varón o bien mujer. Las explicaciones sobre el origen intrapsíquico de las homosexualidades cambian conforme las corrientes en el psicoanálisis y de las diferentes ramas de la sicología. El psicoanálisis no tiene una situación unificada respecto a la homoparentalidad y la adopción homoparental en tanto que cohabitan diferentes enfoques teóricos, ciertos a favor y otros en contra. Para muchos psicoanalistas la diferencia sexual anatómica entre los progenitores no da garantías de salud, y no existirían razones teóricas ni prácticas para suponer que la homoparentalidad pueda producir nosologías mentales.Bisexualidad psíquica
Elección de objeto de amor
Homosexualidad como trastorno
Homoparentalidad