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Misoginia
De pacto con el sociólogo Allan G. Johnson, "la misoginia es la actitud cultural de odio cara las mujeres, por el hecho de que son mujeres". Johnson dice: El sociólogo Michael Flood, de la Universidad de Wollongong, define la misoginia como el odio cara la mujer y señala: Los diccionarios definen la misoginia como el "odio a la mujer" o bien "odio, inquina o bien falta de confianza a la mujer". En dos mil doce, respondiendo a los acontecimientos ocurridos en el Parlamento de Australia, el Macquarie Dictionary (que documenta el Inglés Australiano y el Inglés neozelandés) expande la definición para incluir no solo el odio a la mujer si no que añadió "prejuicios arraigados contra la mujer". Lo opuesto a la misoginia es la misandria, el odio o bien inquina a los hombres; el heterónimo de misoginia es filoginia, el amor o bien agrado cara las mujeres. En su libro La urbe de Sócrates: Una introducción a la Atenas tradicional, J.W. Roberts arguye que la misoginia es aun más vieja que la desgracia y la comedia en la literatura griega, y que esta se remonta cuando menos hasta Hesíodo. La palabra misoginia procede del palabra heleno misogunia (µ?s?????a), que se halla en 2 pasajes. El más viejo y completo se halla en el tracto ética Sobre el matrimonio (c. ciento cincuenta BC) escrito por el pensador estoicoAntípatro de Tarso. Antípatro arguye que el matrimonio es la base del Estado, y estima que se sosten en un decreto (politeísta) divino. Antípatro emplea la palabra misogunia para describir los escritos de Eurípides —ten misogunian en to graphein (t?? µ?s?????a? ?? t? ???fe?? "la misogínia en la escritura"). No obstante, Antípatro no mienta dónde halla misoginia en la escritura de Eurípides, sencillamente expone su creencia de que aun un hombre que detesta a las mujeres (Eurípides) encomia a las esposas, y concluye su razonamiento con la relevancia del matrimonio: "Es verdaderamente heroico". La imagen misógina de Eurípides asimismo se puede localizar en el Banquete de los eruditos, donde Liceo incluye a uno de los comensales citando a Jerónimo de Cardia, quien confirma que su reputación era del conocimiento general, mientras que ofrecía comentarios a Sófocles sobre el tema en cuestión: Aun con la fama de Eurípides, Antípatro no es el único escritor que manifiesta cariño por la mujer en sus escritos. Katherine Henderson y Barbase McManus aseveran que "muestra más empatía a las mujeres que cualquier otro escritor viejo", citando las "críticas parcialmente modernas" para respaldar su aseveración. Otro ejemplo del empleo de la palabra griega es dado por Crisipo de Solos en un fragmento de En afecciones convocado por Galeno en Hipócrates Affecciones. Acá, misoginia es la primera de una pequeña lista de los 3 "desafectos"—mujeres (misogunian), vino (misoinian, µ?s????a?) y humanidad (misanthropian, µ?sa????p?a?). El punto de Crisipo es más abstracto que el de Antípatro. Galeno cita el pasaje como un ejemplo de una opinión contraria a la suya; lo que sí es claro es que reúne el odio a las mujeres al lado del odio a la humanidad por norma general, e inclusive con el odio al vino: "Era una opinión imperativa en sus días de que el vino robustece el cuerpo y el ánima por igual." Entonces Crisipo, como su compañero estoico Antípatro, ve la misoginia como algo negativo, una enfermedad, una inquina a algo bueno. Este es el enfrentamiento o bien cambio de visiones filosóficamente polémicas para los escritores viejos. Ricardo Salles sugiere que el punto de vista del estoicismo, por lo general, era que "hombre no solo puede alternar entre el amor y el odio cara la mujer, entre la filantropía y la misantropía, sino puede ser incitado cara una o bien otra". Aristóteles asimismo ha sido acusado de misógino por haber escrito que las mujeres son inferiores a los hombres. Conforme a Cynthia Freeland (mil novecientos noventa y cuatro): En La guía filosófica de Routledge de Platón y La República, Nickolas Pappas describe el "inconveniente de la misoginia" y afirma: Otra acepción del término Misógino se halla en el Heleno —misogunes (µ?s??????)— en Deipnosophistae (arriba) y en las Vidas Paralelas de Plutarco; asimismo es empleado como título para el Heracles en la historia de Foción. Era el título de una obra escrita por Menandro, de la que tenemos conocimiento por el libro VII (sobre Alexandria) de los diecisiete volúmenes de la Geografía de Estrabon, y citas de Menandro en Clemente de Alejandría y Estobeo que tratan sobre el matrimonio. Menandro asimismo escribió una obra llamada Misoumenos (??s??µe???) o bien El Hombre (Ella) Odiado. Otra obra griega con un nombre afín, Misóginos (??s??????) o bien Detesta Mujeres es citada por Marco Tulio Cicerón (en latín) y atribuido al versista Marco Atilio Régulo. Cicerón establece que los pensadores helenos estimaban que la misoginia se sufría a raíz de la ginofobia, temor cara la mujer. La forma más habitual de esta palabra es misogunaios (µ?s????a???). La palabra asimismo se halla en la Antología Vettius Valens' y los Principios deDamasceno. En resumen, la literatura griega considera a la misoginia como una enfermedad—un comportamiento antisocial— en el sentido que era contrario a sus percepciones del valor de las mujeres como esposas y de la familia como base de la sociedad.Esto es extensamente conocido en la literatura secundaria. En Misoginia: El prejuicio más viejo del planeta, Jack Holland asevera que hay patentiza de misoginia en la mitología del planeta viejo. En la mitología griega conforme a Hesíodo, la raza humana ha experimentado una existencia pacífica, autónoma como un compañero de los dioses ya antes de la llegada de las mujeres. Cuando Prometeo decide hurtar a los dioses el secreto del fuego, Zeus enfurecido decide castigar a la humanidad con un "mal para su deleite". Este "mal" fue Pandora, la primera mujer, quien cargaba un recipiente (equivocadamente descrito como una caja) que se le prohibió abrir. Epimeteo (hermano de Prometeo) apabullado por su belleza, ignora las advertencias de Prometeo sobre ella, y se casa con Pandora. Pandora al no resistir la curiosidad de abrir el recipiente desata al planeta todos y cada uno de los males; parto, enfermedad, vetustez, y muerte. En su libro El poder de la negación: el budismo, la pureza, y el género, el maestro Bernard Faure, de la Columbia University arguye que "el budismo es, paradójicamente, ni tan sexista, ni tan igualitario como se acostumbra a meditar." Agrega: "Muchos estudiosos feministas han subrayado el carácter misógino del budismo". Hace hincapié en que el budismo exalta éticamente a sus frailes varones, al paso que las madres y esposas de los frailes asimismo tienen un papel importante: Las diferencias en las tradiciones y también interpretaciones de las escrituras han ocasionado segmentación en las distintas concepciones del cristianismo que difieren en sus opiniones respecto al trato cara las mujeres. En El conflictivo asistente Katharine M. Rogers afirma que el cristianismo es misógino y cuenta lo que asevera son ejemplos de misoginia en las Epístolas paulinas. Ella afirma: En los Estudios de literatura feminista: Una Introducción, Ruthven hace referencia al libro de Rogers y arguye que el "legado de la misoginia cristiana fue afianzado por los 'Padres' de la Iglesia, como Tertuliano, que creía que una mujer no solo era 'la entrada del diablo' sino más bien asimismo 'un templo construido sobre una alcantarilla'". Sin embargo, otros estudiosos han argumentado que el cristianismo no incluye principios misóginos, o bien por lo menos que una interpretación adecuada del cristianismo no incluirían principios misóginos. David M. Scholer, erudito bíblico del Seminario Teológico de Fuller, establece que el verso Gálatas trescientos veintiocho ("No hay ni judío ni heleno, no hay esclavo ni libre; no hay varón ni mujer; por el hecho de que todos sois uno en Cristo Jesús") es "la base teológica pauliana esencial para la incorporación de las mujeres y los hombres en igualdad de condiciones y mutuo respeto en todos y cada uno de los ministerios de la Iglesia". En su libro ¿Equidad en Cristo? Gálatas tres.28 y la disputa de género, Richard Hove arguye que —mientras Gálatas trescientos veintiocho afirma que el sexo de uno no afecta la salvación— "prosigue habiendo un patrón en el que la mujer debe imitar la sumisión de la Iglesia a Cristo y al esposo es a imitar el amor de Cristo por la Iglesia". En Hombres cristianos que detestan a las mujeres, la sicóloga clínica Margaret J. Rinck escribe que la cultura social cristiana con frecuencia deja a un misógino el "mal empleo de la sumisión ideal bíblica". No obstante, arguye que esta es una distorsión a la "sana relación de sumisión mutua" que realmente se detalla en la doctrina cristiana, donde "el amor se fundamenta en un profundo respeto mutuo como principio rector de todas y cada una de las resoluciones, acciones y planes". Del mismo modo, el erudito católico Christopher West arguye que "la dominación masculina viola el plan de Dios y es el resultado del pecado". El cuarto capítulo del Corán (o bien sura) lleva por nombre "Mujeres" (An-Nisa). El verso treinta y cuatro es un texto clave en la crítica feminista contra el Islam. El versículo dice: "Los varones tienen autoridad sobre las mujeres pues Alá ha hecho ciertos de ellos que superen a otros, en tanto que pasan fuera de su propiedad; las buenas mujeres son en consecuencia obedientes, guardando lo escondo como Alá ha guardado, y aquellos en cuya parte temes la deserción, reprenderlos, y déjalos solos en los lugares de dormir y los golpéas, y después si os obedecen, no procures una forma contra ellos; Alá es grande, es fantástico". En su libro Caso de estudio: El Islam popular y la misoginia de Bangladés, Taj Hashmi discute sobre la misoginia con relación a la cultura musulmana (particularmente en Bangladés), escribe: En su libro No dios mas Dios, el maestro de la Universidad del Sur de California, Reza Aslan escribe que la "interpretación misógina" ha sido persistentemente unida a An-Nisa, 4:34 pues los comentarios sobre el Corán "han sido el dominio exclusivo de los varones musulmanes". Los eruditos William M. Reynolds y Julie A. Webber han escrito que el Guru Nanak, creador de la fe Sijista, era un "luchador por los derechos de las mujeres"; no era "en modo alguno misógina" en contraste con ciertos de sus contemporáneos. En su libro Cienciología: una nueva inclinación en la vida, L. Ron Hubbard escribe el próximo pasaje: En exactamente el mismo libro asimismo escribe: Estos pasajes así como otros afines de Hubbard, han sido criticados por Alan Scherstuhl de The Village Voice como expresiones de odio contra la mujer. No obstante, el maestro de la Universidad de Baylor J. Gordon Melton escribe que Hubbard después desechó y derogó la mayoría de sus creencias sobre las mujeres, Melton asevera que los puntos de Hubbard son sencillamente eco de los prejuicios comunes de ese tiempo. Melton asimismo ha declarado que la Iglesia de la Cienciología da la bienvenida a los dos géneros por igual a todos y cada uno de los niveles —desde situaciones de liderazgo a auditorías, etcétera— en tanto que los cienciólogos ven a las personas como seres espirituales. Muchos pensadores occidentales han sido acusados de ser misóginos, incluyendo a René Descartes, Thomas Hobbes, John Locke, David Hume, Jean-Jacques Rousseau, G. W. F. Hegel, Arthur Schopenhauer, Friedrich Nietzsche, Sigmund Freud, Otto Weininger, Oswald Spengler, y John Lucas. Arthur Schopenhauer ha sido acusado de ser misógino por su ensayo "Sobre la mujer" (Über die Weiber) en el que expresa su oposición a lo que el llama "estupidez teutónico-cristiana" en temas femeninos. Discute que las mujeres "por naturaleza deben obedecer" puesto que son "infantiles, frívolas y de poca visión". Ovaciona que ninguna mujer nunca ha producido ningún gran arte o bien "ningún trabajo de valor trascendente". Asimismo discute que las mujeres no tenían ninguna belleza real: En Alén del bien y del mal, Friedrich Nietzsche apunta que el control sobre las mujeres era una condición de "cada cultura avanzada". En De esta forma Charló Zarathustra, hay un personaje femenino que afirma "¿Usted va a las mujeres? ¡No olvide el látigo!". En El ocaso de los ídolos, Nietzsche escribe "Las mujeres son consideradas profundas. ¿Por qué razón? Pues jamás consideramos sus profundidades. Mas las mujeres ni tan siquiera son superficiales". Existe la polémica sobre estas preguntas, y si existe o bien no misoginia en ellas, si su polémica contra la mujer está destinada a ser tomada literalmente, y la naturaleza precisa de sus creencias sobre las mujeres. La perspectiva de Hegel sobre las mujeres se ha dicho que es misógina. Ciertos pasajes de Elements of the Philosophy of Right se emplean habitualmente para ilustrar la presunta misoginia de Hegel: Los adeptos a esta corriente claman que una parte de la misoginia resulta del Complejo Madona-Puta, la incapacidad de ver a las mujeres como algo más que "madres" o bien "putas"; las personas con este complejo ponen a cada mujer en una de estas categorías. Otra variación del modelo es que una de las causas de la misoginia es que ciertos hombres tienden a meditar en concepto de una dicotomía virgen/puta que se traduce en que lo hombres consideran "putas" a cualquier mujer que no se adhiere a un estándar patriarcal de pureza sexual. La feminista Marilyn Frye asevera que la misoginia es, en su raíz, falogocéntrico y homoerótico. En The Politics of Reality, Frye afirma que hay un personaje misógino en la ficción de C. S. Lewis de la "Apologética cristiana"; arguye que tal misoginia privilegia al hombre como sujeto de atención erótica. Equipara los ideales de Lewis en las relaciones de género a las redes de prostitución masculina, manteniendo que comparten la visión de los hombres que procuran dominar a otras personas como menos propensos a aceptar papeles de sumisión por una sociedad patriarcal, mas lo hacen como una mofa teatral cara las mujeres./P> A finales del siglo XX, los teóricos de la segunda ola del feminismo aseveraban que la misoginia es al tiempo la causa y el resultado de una estructura social patriarcal. El sociólogo Michael Flood arguye que la "misandria carece de la sistémica, transhistórica, institucionalizada, y legislada antipatía de la misoginia". Camille Paglia, una autora proclamada "feminista disidente "que ha estado de forma frecuente en disconformodidad con otras feministas académicas, mantiene que existen graves fallas en la interpretación de la misoginia inspirada en el marxismo, empleado frecuentemente por la segunda ola del feminismo. Al contrario, Paglia mantiene que una lectura atenta de los textos históricos revela que los hombres no detestan a las mujeres, sino les temen. Grecia Antigua