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Microfalosomía
En los humanos, la microfalosomia, asimismo llamada en ocasiones micropene, es un pene con longitud sumamente corta o bien pequeña, (menos de siete centímetros en erección, una vez que el varón alcanza la adultez) en comparación con un pene promedio de doce,5 cm. Según la distribución gaussiana, 1 de cada ochocientos sesenta y seis varones en el mundo entero (un 0.115 por ciento ) tienen micropenes. El término médico «microfalosomía» se usa cuando el resto del pene, el escroto y el perineo, está bien formado, sin vaguedad con otras condiciones. El micropene fláccido estirado de un varón adulto mide menos de dos cm desde su base hasta la punta del balano. Suele considerarse como micropene al pene de un adulto cuya longitud en estado de erección máxima no supera los seis con cinco cm, medida desde el hueso pubiano hasta la punta del balano, con el prepucio retraído. En términos estadísticos: dos,5 veces bajo la desviación estándar, calculada en una muestra donde la longitud promedio de la pluralidad de penes erectos medidos fue de doce,5 cm. Existen casos extremos de micropenes en que apenas se puede distinguir el pene, y las gónadas semejan estar de manera directa conectadas con la piel del pubis. El micropene es el resultado del estímulo androgénico deficiente para el desarrollo de los genitales externos. Frecuentemente es ocasionado por hipogonadismo primario o bien por disfunción hipotalámica o bien hipofisiaria. La microfalosomía se debe a perturbaciones en la meiosis (proceso de reproducción celular), resultando en la distinción inapropiada de las células de Leydig (productoras de testosterona, la hormona sexual más esencial en el hombre), localizadas en los testículos. Conocido ya antes como feminización testicular, esta condición causa falta de masculinización de los genitales externos, dando generalmente una apariencia vulvar del pene (similar a un clítoris) y del escroto (semejante a los labios vulvares), condición asimilada por el cuerpo de forma anatómica. Desde tiempos recónditos se ha reforzado la idea de que la virilidad y la hombría dependen del tamaño del pene. En consecuencia, cuando el varón estima que la longitud de su miembro es deficiente, presenta baja autoestima y también irritabilidad. El pene ha sido de forma tradicional una obsesión masculina y su tamaño es cuestión que preocupa a la mayor parte de los hombres, quienes habitualmente se equiparan con el resto y creen que el suyo es más pequeño (síndrome del vestuario); en consecuencia, padecen frustraciones, soledad y obesidad.Se estima que la idea de tener un pene demasiado corto es equiparable a la idea de las mujeres de tener pechos demasiado pequeños. La longitud del pene no está relacionada con el placer sexual del varón mas si con el de la mujer. El placer de la mujer está relacionado con el contacto con el clítoris, la zona exterior de la vulva y la entrada de la vagina, mas además de esto, asimismo con el punto G, que está ubicado a múltiples centímetros de la entrada de la vagina. Por lo tanto, la microfalosomía no deja que la mujer alcance un clímax vaginal a lo largo del coito. Un micropene no produce inconvenientes urológicos y tampoco se puede aseverar que tras la condición haya alguna enfermedad. El hombre con micropene presentaría inconvenientes para la fecundación solo si tuviese alguna de las próximas condiciones (que realmente no están relacionadas con el tamaño del pene): Cabe resaltar que no existe cura para el micropene, si bien en ciertos jóvenes se prescribe terapia hormonal para alentar el desarrollo de los genitales.En lo relativo a los pacientes adultos, puede optarse por administración de hormonas, si bien a veces es esencial brindar otro género de recursos que sirvan de apoyo. Cuando charlamos de inconveniente hormonal, por servirnos de un ejemplo, en general se prescribe tratamiento en el que solo se contempla el empleo de medicamentos; sin embargo, en otras circunstancias es conveniente recurrir a psicoterapia, con o bien sin medicamentos. Indudablemente, es preciso estudiar cada caso concretamente y no dar por sentada una vía o bien otra. En el pasado se diseñaron y ejecutaron múltiples técnicas quirúrgicas, mas no han tenido un resultado suficientemente triunfante para adoptarse como una técnica extensamente admitida. Entre los años sesenta y ochenta, el hospitalJohns Hopkins efectuó doce operaciones de cambio de sexo a pequeños varones que tenían micropene.i los progenitores admitían, se le efectuaba una cirugía al pequeño para extraerle los testículos y para formar una vagina artificial. Esto se fundamentaba en 2 conceptos: Estos 2 conceptos se sumaban a que existía la tecnología para edificar quirúrgicamente una vagina funcionalmente admisible.A mediados de los años noventa, esos 2 conceptos se habían descartado como equivocados. Las víctimas de esta política, al llegar a la edad adulta, se mostraron gravemente insatisfechos con el cambio de sexo, y fomentaron el veto a esta práctica.
Micropene erecto, al lado de una regla.
