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salud  Intencionalidad 


La intencionalidad se refiere tanto al contenido de la psique o bien la conciencia, como a la relación entre la conciencia y el planeta. Esencialmente, la intencionalidad quiere decir que la actividad de la psique se refiere a, señala o bien contiene un objeto. Desde otro punto de vista, se puede decir que merced a la intencionalidad un sujeto es capaz de conocer la realidad que lo rodea y que además de esto tiende naturalmente hacia ella, y, al tiempo, al propio , no como objeto, sino más bien cuando sujeto del hecho o bien estado psíquico. La intencionalidad no se reduce al estudio de la pretensión de la voluntad. No debe confundirse con el término que en francés lleva por nombre pretensión y en inglés intensionality, término que pertenece a la lingüística. Es en la rama de la teoría del conocimiento o bien noseología donde la intencionalidad adquiere su valor, pues todo saber es intencional esto es se refiere a algo así sea de dicto o bien de re; provocando de esta forma una incesante que acota el acceso al propio conocimiento.Dando, paradójicamente, así el punto de inicio para un comprensión objetivo de todo estudio. Desde este campo de estudio se examinan temas tan variados como "el acceso de la conciencia al planeta", "la relación entre somaticidad, o bien el cuerpo propio, y la conciencia", "los fenómenos psíquicos", "los valores, cuando percibidos por la conciencia", "la realidad en la conciencia de lo irreal (lo futuro, lo falso, lo equivocado)", "la apertura intencional de la voluntad", etc.


Este tema ha sido tratado de forma muy diferente en diferentes temporadas y campos filosóficos, desde la vieja Grecia. No obstante, como tema de estudio, la intencionalidad es un término moderno. Se le dio un sitio singular solo una vez que la conciencia ocupase un puesto privilegiado en el trabajo filosófico. Hasta ese momento, no se había visto la necesidad de asistir a este término como digno de una atención particular. Si un autor premoderno –anterior a Descartes– se aproximaba a él, era de forma secundaria o bien periférica, puesto que daba por descontado que la conciencia, o bien el sujeto, tiene acceso al conocimiento del planeta o bien de la realidad, tanto en autores idealistas como realistas. En el siglo veinte, ciertos estudiosos de la intencionalidad procuran distanciarse de un cierto "mentalismo", dualista o bien no, que podría estimar que aquello que se conoce está en la psique, en lugar de ser la realidad misma. Asistir a la intencionalidad puede asistir a eludir el "mentalismo", al estimar que el conocimiento consiste en una relación entre la psique y lo conocido, y no una duplicación de las cosas. El empleo de este término es compatible con diferentes posturas, escuelas, métodos, etcétera, como la fenomenología, filosofía analítica, metafísica, naturalismo biológico, etc.


La intencionalidad en la Edad Antigua


Se hallan breves y tangenciales referencias a ella en pensadores viejos, en los que este término latino se emplea sobre todo para el estudio de la voluntad. Este tema hunde sus raíces en la filosofía griega -particularmente Aristóteles (Metafísica, libro V, 1021a31-1021b4)-, y llega a la Europa medieval, como otros muchos temas, por medio de pensadores árabes. Asimismo se halla un cierto interés por la intencionalidad en el neoplatonismo.


Agustín de Hipona (trescientos cincuenta y cuatro-cuatrocientos treinta después de Cristo), en "La dimensión del ánima" (De quantitate animae) usa una fórmula afín a la que siglos después utilizaría Brentano para delimitar la intencionalidad. Para hallar la definición de sensación, pone en un diálogo, en boca de Evodio, oraciones como la siguiente: «Si me preguntaras qué experimenta (...) el que quiere, el deseo; qué el que teme, el miedo; qué el que disfruta, el gozo». Para acotar esta realidad, Agustín no emplea el término latino pertinente a intencionalidad, que reserva para los actos de la voluntad.


La intencionalidad en la Edad Media


El pensador persaAvicena (c. novecientos ochenta – mil treinta y siete) nos da una consideración sobre lo mostrado a la conciencia como tema concreto de estudio. Se trata del ejemplo del hombre volante, suspendido en el aire, que no recibe sensaciones de ningún género. ¿Qué género de pensamientos, si los tiene, se dan en este hombre volante?, se pregunta Avicena. Sin embargo, no postula el conocimiento como relación o bien contenido intencional.


El monje dominico Tomás de Aquino se cuestiona sobre la intencionalidad del conocimiento desde 2 puntos de vista: primero, ontológicamente, se pregunta por el ser del conocimiento en el hombre: el esse intentionale (ser intencional); seguidamente, por la forma en que las formas en el conocimiento se identifican con la manera presente en la substancia que el hombre conoce. Tomás de Aquino no parte en un inicio del estudio de la conciencia, para dar después un salto cara la realidad natural, sino da evidentemente que el hombre tiene acceso al conocimiento efectivo de las cosas, o sea, no se trata de un conocimiento inmanente. Siendo un autor precedente al desarrollo de la filosofía de la conciencia, no se preocupa por dar una definición de intencionalidad o bien justificarla.

Manuscrito medieval de un texto de Tomás de Aquino.

Este autor medieval comprende la realidad física conforme el punto de vista llamado hilemórfico, y solo desde esa perspectiva se puede entender su término de intencionalidad. Las cosas tienen como principios la "materia" y la "forma". El hombre, al conocer, adquiere la manera de las cosas, no su materia. Las facultades cognoscitivas del humano están hechas a medida del planeta, de forma que pueda acercarse a ellas conociéndolas. En este contexto, Tomás de Aquino introduce el término ser intencional, o sea, que la “forma” de las cosas está presente ("es") en la psique del hombre de forma que señala o bien se dirige a la realidad material de la que se tomó la “forma” famosa. De esta forma, la parte intelectiva del hombre tiene, en cierta forma, la capacidad de transformarse en todas y cada una de las cosas (quodammodo omnia), mas no de forma real, sino más bien intencional, puesto que tiene la manera de lo que ha sido conocido.Tomás considera asimismo la intencionalidad conforme se refiera a las cosas materiales, lo sensible, que es individual y específico, o bien las intelectuales, las ideas, que son universales. Comprende la intencionalidad como relación (de las formas: la famosa y la que se halla en el objeto o bien cosa), que le deja no postular una duplicación en la psique de lo conocido. Esto es, concibe el conocimiento como una posesión intencional de lo conocido.


La intencionalidad en la Edad Moderna


Hasta la llegada de la filosofía de Descartes, que pone el conocimiento en el centro de la investigación filosófica, no era preciso preguntarse sobre la intencionalidad, que se admitía implícitamente. Al mudar el modo perfecto de concebir la aproximación del hombre, o, de la conciencia, al planeta, se diluye la intencionalidad. El cogito luego sum de Descartes es un pensamiento que no requiere objeto para ser postulado. Puesto que, conforme explica Husserl -entre otros muchos- el conocimiento que la conciencia tiene de sí, se da en concomitancia con la percepción que esta tiene de lo conocido, y no de forma apartada o bien independiente de ese conocimiento.


El pensador irlandés Berkeley, que profesa un idealismo parcial (y en consecuencia, podría decirse, una intencionalidad parcial), niega la trascendencia del conocimiento sensible, mas admite la capacidad de conocer objetos inmateriales, o bien corporales.


Immanuel Kant niega la posibilidad del conocimiento humano de las cosas, tanto de su esencia, como de su existencia (que, en cualquier caso, es pensada, mas no famosa). La cosa famosa es únicamente causa de la percepción. "Lo que las cosas en sí son es, conforme Kant, humanamente inapreciable, y no solo en algún aspecto, sino más bien de una forma absoluto." No obstante, la realidad calificada de experimental por Kant es fundamentalmente objetual, esto es, en determinado sentido intencional. Incluso de esta manera, no se da una apertura intencional cara la realidad, sino es meramente inmanente. Schopenhauer (mil setecientos ochenta y ocho-mil ochocientos sesenta), por su lado, asevera que el planeta agota su ser en su referencia objetual al sujeto pertinente. Esta "referencia objetual" puede ser clasificada como intencional.

Franz Brentano tomó la noción de intencionalidad de la filosofía medieval y la introdujo en el pensamiento moderno.

El pensador alemán Franz Brentano, en su obra Sicología desde el punto de vista experimental (mil ochocientos setenta y cuatro), reintroduce este razonamiento en la filosofía moderna, dando al cogito cartesiano un contenido, o bien una referencia. Brentano había estudiado pausadamente las obras de Aristóteles, y también, inspirándose en su obra, define la intencionalidad como la propiedad propia de los fenómenos psíquicos en frente de los fenómenos físicos.Y asevera que un hecho psíquico es irreductible a un hecho físico, esta aseveración es famosa como tesis de Brentano. Por consiguiente, la intencionalidad, conciencia y fenómeno son correlatos que se requieren necesariamente. La intencionalidad es asimismo el criterio de distinción de los fenómenos psíquicos: representación, juicio, y aceptación o bien rechazo. Por la intencionalidad, estos términos filosóficos adquieren un nuevo significado. Por poner un ejemplo, su término de juicio se distancia de la pura creencia o bien belief de la filosofía de David Hume.


En un texto que se considera como una piedra miliar en la historia de la intencionalidad, en el que Brentano procura distinguir los fenómenos psíquicos de los físicos, escribe:


La intencionalidad en el siglo XX


Filosofía continental


El mayor promotor de una filosofía fundada en la intencionalidad es Edmund Husserl, acólito de Brentano, cuya fenomenología halló más eco, y consiguió crear más escuela que la filosofía de Brentano, que se muestra menos unitaria y aferrable. Husserl plantea como procedimiento la reducción fenomenológica, que excluye de la consideración filosófica lo que no es mostrado a la conciencia, esto es, solo toma en cuenta los 2 polos de la relación intencional: la conciencia y el fenómeno. En el sistema de Husserl, la aseveración de la subjetividad es absoluta, y la del planeta, en cambio, solo relativa y presuntiva. Esto es, el "intende" o bien "se dirige intencionalmente" cara lo que exactamente el mismo sujeto ha constituido como objeto de conocimiento.


En este sentido (y sobre todo en sus escritos tardíos), todavía concibiendo el conocimiento (y la conciencia que se tiene de él) como esencialmente intencional, se da una situación de total inmanencia.


Husserl deseaba establecer la filosofía como ciencia estricta, y estaba persuadido de que su realización sería posible solo cuando esta disciplina se convirtiera -dicho a rasgos generales- en conocimiento sobre la conciencia pura y sus correlatos intencionales (lo que es presentado a la conciencia).


Por la línea de Husserl prosiguieron otros pensadores como Martin Heidegger, Max Scheler, Edith Stein, Jean-Paul Sartre, Dietrich von Hildebrand, etcétera, si bien cada uno de ellos de ellos adopta este término, lo hace propio, y lo amolda a su filosofía.


Max Scheler no se consideraba rigurosamente acólito de Husserl, sino aseveraba haber descubierto el procedimiento fenomenológico por cuenta propia. Fue vanguardista en la consideración de la intencionalidad en los valores (humanos, morales, etcétera). De la misma manera que Heidegger, se separa del procedimiento fenomenológico de Husserl, y agrega consideraciones de tipo ontológico. Define Intencionalidad como "Cuidado" (Sorge), o bien atención cara las cosas, superando el mero aspecto ontológico.


Para Heidegger, que el 'ser en el mundo’ se proponga la existencia del planeta no tiene sentido. Este autor plantea una cierta intencionalidad inversa, que es del ser cara el sujeto, una suerte de apelación que hace el ser a la personalidad humana, a la que el hombre responde.


Sartre identifica conciencia con intencionalidad. Edith Stein, por su lado, estudia la intencionalidad en los campos de la empatía (relación entre sujetos, o bien interpersonal) y de la relación entre conciencia y cuerpo.


Filosofía anglosajona


El de Norteamérica John Searle ha estudiado la intencionalidad y ha contribuido a despertar el interés en este término en el campo anglosajón. Procede de la filosofía analítica, y su recorrido intelectual lo ha llevado a acercarse, a través del lenguaje y la semántica, al término de intencionalidad. Particularmente, es conocido por su razonamiento de la habitación china, que ha generado un extenso y provechoso discute. Introdujo asimismo el estudio de la intencionalidad social que, postula, no se reduce a la pura suma de las intencionalidades individuales.


Searle admite la definición básica de intencionalidad presentada por Brentano como la propiedad lógica de referirse a un objeto. Está conforme con él en que la intencionalidad siempre y en toda circunstancia es mental, mas rechaza la segunda idea –central en el pensamiento de Brentano- de que la intencionalidad es el propio de lo mental. Para Searle, solo los estados mentales pueden ser intencionales, mas no todos lo son, puesto que ciertos estados mentales, como, por servirnos de un ejemplo, el dolor, no necesariamente son “acerca de algo”.


Searle define la intencionalidad como “aquella característica de determinados estados mentales y acontecimientos consistente en estar dirigidos cara, referirse a, ser sobre, o bien representar otras entidades o bien estados de cosas”.


También Gilbert Ryle y Alfred El día de ayer han estudiado y criticado la intencionalidad de Husserl. Roderick Chisholm ha dado nuevo impulso a las tesis de Brentano a través del análisis lingüístico.


Por la diversidad de contextos en que los diferentes autores estudian la intencionalidad, puede ser útil reunirlos bajo un aspecto diferente del meramente histórico. Uno de estos aspectos se refiere al interés ontológico de cada pensador (Sajama y Kamppinen dan otro sistema, asimismo útil, basado en la relevancia del objeto en el estudio de este tema). Por interés ontológico se puede comprender la atención dada a la existencia, o bien al 'ser' de los objetos de la conciencia "fuera" de esta.


El interés ontológico del conocimiento intencional


Desde este punto de vista, se podrían clasificar (con las restricciones propias de toda catalogación) en 3 conjuntos principales:



  • Aquellos autores que empiezan la investigación desde la conciencia, tomando en cuenta solo el contenido intencional, y que se despreocupan del ser de los objetos extramentales (por servirnos de un ejemplo, Husserl en una temporada tardía, conforme ciertos, o bien desde el principio de su trabajo filosófico, conforme otros), por poner un ejemplo, al limitarse a hacer un juicio afirmativo de estar frente a un objeto (mental), sin pronunciarse sobre su realidad transubjetiva (alén del sujeto o bien de la conciencia).


  • Los pensadores que consideran, desde diferentes ángulos, el ser de lo que es percibido por la conciencia (p. ej. Nicolai Hartmann, existencialistas y realistas de diverso tipo).

Diversos estudiosos de la fenomenología acostumbran a pertenecer a estos 2 primeros conjuntos.



  • Autores que pertenecen más bien a un naturalismo biológico, y que, aunque no atienden a aspectos rigurosamente ontológicos, no son inmanentistas o bien idealistas (p. ej. Searle).

Fuera de esta catalogación están los autores que niegan la intencionalidad, por poner un ejemplo, los que postulan un materialismo eliminativo que niega la existencia de los actos mentales, que son absolutamente reductibles a situaciones cerebrales. (p. ej. Patricia y Paul Churchland).


El ser como experiencia o bien ser intencional


En un texto que ejemplariza una consideración ontológica de lo intencional, Husserl escribe que se puede distinguir entre el ser como experiencia y el ser como cosa. Otra aproximación cara la entendimiento del inconveniente de la intencionalidad en el conocimiento consiste en la hipotética pregunta: ¿conozco lo que veo, o bien solo conozco aquello que veo mediante mis sentidos? O sea, ¿tengo certidumbre sobre la existencia de lo que veo (o bien cualquier otro género de percepción), o bien me debo conformar con suponerla? Cuando Husserl plantea la reducción fenomenológica, obvia -a forma de procedimiento- esta pregunta en favor de la investigación sobre la conciencia.


En el caso de Searle, incluso sin tener un explícito contenido ontológico, en su definición de intencionalidad, "no se deja sitio para la especulación sobre su enfoque realista sobre la existencia de la realidad extramental, o bien en su confianza en nuestra capacidad de conocerla".


Conciencia y subjetividad


Para muchos de los autores mentados, la intencionalidad es el modo perfecto de ser de los hechos de conciencia por el que se tiene un conocimiento del planeta real y de su existencia (que por poner un ejemplo, Kant niega). No obstante, si la conciencia se define como mero correlato del fenómeno, no es posible explicar el conocimiento del ser transobjetual (o sea, alén del objeto de la conciencia, o bien del fenómeno). Si se admite la posibilidad del conocimiento de la existencia de que está alén del fenómeno, el factor que conoce debería tener una cierta afinidad ontológica con lo conocido. Algunos géneros de idealismo plantean una conciencia absoluta, que no precisaría tal sustrato de la conciencia. No obstante, el análisis fenomenológico de los datos de conciencia puede no ser compatible o bien contradictorio con tal supuesto. Husserl por su lado postula una "subjetividad originaria", que sin embargo, no llega a ser como un "sustrato" o bien "soporte" del flujo de la conciencia.


Intencionalidad y auto-conciencia


En muchos pensadores similares a la fenomenología, el hecho de la auto-conciencia es esencial para el hecho del conocimiento. Desde este punto de vista, el fenómeno no se da a la conciencia, sin que al tiempo se dé una percepción del propio , que no obstante no consiste en una objetivación, sino más bien en una pura presencia "atemática", esto es, que el propio no es el tema o bien objeto primordial de la conciencia.Si bien está en la línea de la "apercepción trascendental" de Kant, este término toma en Husserl ciertas peculiaridades propias. Esta presencia no objetiva o bien no temática del yo en el conocimiento, deja que el sujeto (o bien la conciencia) tenga y disponga de sus experiencias para ejercer, cuando se al caso, la reflexión sobre ellas. Esto es, poder meditar, rememorar, etcétera En el caso de una perspectiva del experimental o bien realista, esta presencia no objetiva del incluye asimismo, cuando hay referencias al planeta exterior, la percepción del propio como parte de la realidad famosa. Esto es, el sujeto se sabe como una cosa entre las cosas, como una parte de ese planeta al que la conciencia se abre. Esto es, en el hecho del conocimiento intencional, con independencia de que sea o bien no término de ese conocimiento el planeta real, el la auto-conciencia no es un hecho tardío o bien siguiente, sino más bien concurrente. De todas maneras, es un hecho derivado, o sea, el conocimiento de sí se funda en el conocimiento de lo otro. Esta forma de comprender el conocimiento intencional da contestación al "hombre volante" del pensador Avicena, puesto que el sujeto no se puede conocer a sí mismo, si no conoce algo diferente que mismo.


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