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Hombre superfluo
El hombre innecesario (en ruso: «?????? ???????», lishni chelovek)? es un personaje género de la literatura rusa del siglo XIX. Su presencia en poemas, novelas y obras de teatro rusas es suficientemente recurrente para ser considerado un arquetipo nacional. El hombre innecesario es frecuentemente un aristócrata, inteligente, sensible y asimismo idealista, mas lo que lo define es su nihilismo. Siendo melancólico y indeciso como Hamlet termina siendo inútil de encargarse de cualquier acción eficaz. Si bien el personaje es siendo consciente de la estupidez y la injusticia de la sociedad que lo rodea, se considera inútil de mudar las cosas y terminará siendo un simple espectador. Aleksandr Pushkin fue el primero que introdujo este personaje tipo en Eugenio Oneguin (mil ochocientos treinta y tres). En este largo poema (o bien novela en verso) se narra la historia de un héroe byroniano, romántico, rico y soñador, que está desganado de su vida. Se dificulta en un duelo absurdo en el que mata a su mejor amigo (Lensky) y rechaza a la mujer que ama (Tatiana) que aparecerá más tarde casada con un general. El término hombre innecesario se popularizó tras la publicación del libro de Iván TurguénevDiario de un hombre innecesario (mil ochocientos cincuenta), donde el protagonista se autocalifica así. La mayor parte de los héroes de Ivan Turguénev están en esta categoría, como Rudin (mil ochocientos cincuenta y seis), Bazárov en Progenitores y también hijos y Sanin en Aguas de primavera (mil ochocientos setenta y uno). El ejemplo más extremo del hombre innecesario es el protagonista de Oblómov (mil ochocientos cincuenta y nueve) de Iván Goncharov. Oblómov, es un aristócrata joven y desprendido, que vive de las rentas de unas tierras que jamás visita y que pasa su vida recluído en su habitación, tumbado en su diván, pensando sobre lo que “podría” hacer cuando se levante. A lo largo los siglos XIX y XX, los hombres innecesarios prosiguieron dominando las novelas rusas y las obras tráficas. Se fundamentan en este personaje tipo ciertos más atractivos caracteres de la literatura rusa como Pierre Bezújov (en Guerra y Paz de León Tolstói mil ochocientos sesenta y cinco-sesenta y nueve), el príncipe Myshkin o bien el joven Ippolit (en El Idiota, de Fiódor Dostoievsky mil ochocientos sesenta y ocho-mil ochocientos sesenta y nueve) y abundantes personajes de Antón Chéjov. El crítico radical Nikolái Dobroliubov consideró al hombre innecesario ruso como una consecuencia de la servidumbre. http://www.britannica.com/EBchecked/topic/574296/superfluous-manRetrato de Turguénev, obra de Iliá Repin (mil ochocientos setenta y nueve).
Nikolái Dobroliúbov.
Eugenio Oneguin
Diario de un hombre superfluo
El hombre innecesario en la literatura rusa
La crítica rusa