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Entrenamiento autógeno
Fue desarrollado por el neurólogo alemán Johannes Heinrich Schultz, quien la presentó el treinta de abril de mil novecientos veintisiete por vez primera y que publicó en mil novecientos treinta y dos su libro "El Adiestramiento Autógeno". Su acólito Wolfgang Luthe presentó en el Tercer Congreso Mundial de Siquiatría de mil novecientos sesenta y uno sus descubrimientos sobre el significado clínico de las reacciones que se generan en el estado autógeno, o bien descargas autógenas. González de Rivera prosiguió los estudios de Luthe, introduciendo los métodos de análisis autógeno y de reconstrucción autógena. Hoy en día, el adiestramiento autógeno básico se aplica al tratamiento de trastornos sicosomáticos y de ansiedad y como preparación para el tratamiento con los métodos avanzados de los trastornos de personalidad, de la psicopatología postraumática y de otros síndromes producidos por el agobio. El adiestramiento autógeno básico se aprende generalmente en conjunto, si bien puede ser precisa la instrucción individual en ciertas nosologías o bien si las descargas autógenas son severísimas. El autoaprendizaje es posible, si bien el preciso adiestramiento de atención requiere normalmente la supervisión de un profesional especializado. Consta de 6 ejercicios de meditación psicofisiológica o bien concentración pasiva en la sensación de peso en brazos y piernas, en la sensación de calor en brazos y piernas, en el movimiento del corazón, en la autonomía del proceso respiratorio, en el calor abdominal interno (plexo solar) y a la diferencia de temperatura entre la frente y el aire circundante. La terminación estándar para volver al estado frecuente se efectúa en 3 etapas: Inspiración profunda, fuerte flexión y estiramiento de brazos y piernas y abrir los ojos. Es esencial concluir siempre y en toda circunstancia los ejercicios con la terminación estándar, sobre todo en principiantes. El adiestramiento autógeno es una técnica de relajación basada en la autosugestión. Esta técnica fue desarrollada desde la hipnosis por el siquiatra berlinés Johannes Heinrich Schultz, quien la presentó por vez primera el treinta de abril de mil novecientos veintisiete y la publicó en su libro «El adiestramiento autógeno» en mil novecientos treinta y dos. En nuestros días es un procedimiento muy extendido y reconocido en la lucha contra el agobio y los trastornos sicosomáticos. Se tarda unas poquitas semanas en aprender esta técnica, lo que en general se hace en conjunto, si bien en ocasiones puede trabajarse de forma individual bajo supervisión de un sicólogo, un médico o bien otro especialista. Asimismo se puede aprender de forma autodidacta, para esto hay muchos libros que, además de esto, acostumbran a venir acompañados de un casete o bien un CD. Para empezar el adiestramiento el novato debe adoptar una postura cómoda, por norma general sentado. En la «postura de cochero», por servirnos de un ejemplo, se sentaría con el cuerpo y la cabeza inclinados cara delante y con los brazos apoyados sobre el regazo dejando caer las manos entre las piernas. De manera frecuente el novato se siente más cómodo recostado, si bien puede practicar en cualquier postura en la que consiga relajar por completo todos y cada uno de los músculos. Los ejercicios consisten en centrar la psique en fórmulas cortas y repetitivas y, al tiempo, procurar imaginar, en lo posible, de forma intensa lo que sugieren. El estado de relajación del cuerpo viene acompañado por ciertas sensaciones. De esta manera, por poner un ejemplo, la relajación muscular de las extremidades da sensación de pesadez y la buena circulación, sensación de calor. No obstante, imaginar primero de forma intensa el efecto puede provocar lo que «normalmente» sería la causa: imaginar que aumenta el calor en la extremidad, asimismo mejoraría la circulación y, en consecuencia, se alcanzaría una sensación de relax. La llamada retirada es un «despertar» consciente con el que concluimos los ejercicios y consiste en la activación de las terminaciones inquietas a través de unos pasos muy sencillos: se estiran y encogen las extremidades múltiples veces, se respira hondo y, por último, se abren los ojos. El grado inferior del adiestramiento autógeno sirve sobre todo para la relajación. Por norma general, se compone de 7 ejercicios que a través de la autosugestión dan sitio a consecutivas sensaciones de reposo, pesadez y calor en brazos y piernas, descenso del ritmo cardiaco y respiratorio, calor en el plexo solar y frescor en la frente. La duración recomendada de estas sesiones es de tres a cinco minutos, jamás se va a deber sobrepasar de ese tiempo puesto que podría ser contraproducente. Descripción de los ejercicios: 1. El ejercicio de reposo traslada el cuerpo y la psique a un estado de calma y ayuda a la concentración. Una fórmula habitual para este ejercicio sería: «Estoy muy apacible. Los pensamientos vienen y van. Nada puede perturbarme». 2. El ejercicio de pesadez provoca una sensación de peso en las extremidades (relajación muscular). Una oración habitual para este ejercicio sería: «Mis brazos y piernas son muy pesados». 3. El ejercicio de calor conduce a una sensación de incremento de la temperatura en las extremidades (mejora la circulación). La fórmula habitual sería: «Mis brazos y piernas están calientes». 4. El ejercicio de respiración acentúa la relajación a través de una inspiración y espiración apacibles. La fórmula habitual sería: «Mi respiración es sosegada y regular» o bien «estoy respirando». 5. El ejercicio para el corazón (concentración en los latidos) es todavía más relajante. Se emplearía una oración como: «Mi corazón late tranquila y regularmente». 6. El ejercicio abdominal se concentra en el plexo solar (de forma tradicional considerado el segundo cerebro y núcleo de chi en las etnias de China, el país nipón y Corea, con el nombre de Tao tien o bien Taden ) y su circulación (acentúa la relajación). La fórmula habitual para este ejercicio sería: «Mi abdomen es una corriente de calor». 7. El ejercicio de la cabeza se concentra en preservar una psique fresca y sirve para sostenerse despierto y recobrar la concentración (por poner un ejemplo, en el caso de cansancio).Una oración habitual sería: «Mi psique está clara y mi frente está fresca». Con un adiestramiento progresivo se acentúa el efecto de los ejercicios (p.ej. un efecto en todo el cuerpo y no únicamente en los brazos). Por consiguiente, un especialista en esta técnica puede lograr una profunda relajación en escaso tiempo. Además de esto, con la experiencia las fórmulas se pueden amoldar y ampliar al gusto personal de cada uno de ellos, lo que es posible con la ayuda de las fórmulas propuestas (p.ej. «Ante el agobio me sostengo apacible y sereno»). Estas órdenes a uno mismo continúan ancladas en el subconsciente y prosiguen haciendo efecto una vez terminado el ejercicio. En el grado superior se tratan los inconvenientes a través de la sugestión hasta conseguir solventarlos o bien, cuando menos, atenuarlos. Para muchos propósitos los ejercicios del grado inferior son suficientes, mas con el grado superior se ahonda en el conocimiento de uno mismo y el desarrollo del carácter. Descripción de los ejercicios: 1. Experiencia con colores: dirigir la vista al centro de la frente y hacer surgir un color en la imaginación. 2. Imaginar objetos concretos: una candela encendida, una rosa, etc. 3. Dar forma a valores abstractos: esperanza, amor, coraje, etc. 4. Ejercicios para moldear el carácter y ahondar en el conocimiento de uno mismo: preguntarse «¿quién soy?» o bien «¿qué debo hacer?» y emplear fórmulas de autosugestión como «me acepto», «tengo seguridad en mí mismo». 5. Imaginar que se marcha por el fondo del mar. 6. Imaginar que se sube a la cima de una montaña. 7. Imaginarse a uno mismo con ciertos propósitos. El grado superior puede practicarlo uno mismo, si bien su combinación con un procedimiento psicoterapéutico puede acortar bastante el tiempo de tratamiento. El requisito para efectuar los ejercicios del grado superior es dominar los del grado inferior. Este grado superior del adiestramiento autógeno sirve para el conocimiento de uno mismo. Es equiparable al análisis psicoterapéutico profundo, si bien sin la ayuda de un terapeuta. En este grado se viven sueños lúcidos con siguientes recuerdos claros y permanentes, no como la mayor parte de los sueños, que por norma general se olvidan en pocos minutos. Tras los frecuentes ejercicios propedéuticos de reposo, pesadez, calor, respiración, corazón y abdomen, se sostiene la fase de meditación profunda del abdomen — trance hipnótico—, y se prosigue trabajando con la próxima fórmula: «En mi imaginación veo un color». Y desde este color se desarrolla una visión. Esta visión se alimenta de 3 fuentes: primero, la imagen que hemos escogido ya antes de iniciar el ejercicio (mar, montaña, una persona, etcétera); seguidamente, la transformación de esta imagen por el subconsciente; y, en tercer lugar, la transformación voluntaria que viene desde la conciencia activa. Estas 3 fuentes se mezclan en cantidad y calidad diferentes en todos y cada caso. Entonces aparece el sueño lúcido, que puede recordarse por completo tras la retirada. Esto puede servir por sí mismo para solucionar el inconveniente o bien como base para una sesión terapéutica. El tiempo más conveniente para estas sesiones es más o menos de quince minutos. El adiestramiento autógeno se aplica por motivos muy, muy diferentes, como técnica de relajación puede usarse, por poner un ejemplo, en el caso de nerviosismo, trastornos del sueño, etcétera Asimismo puede valer para combatir trastornos sicosomáticos, inconvenientes digestibles, cefaleas o bien hipertensión. No obstante, se debería preguntar ya antes a un médico para confirmar que no hay ninguna causa física grave que produzca dicha enfermedad. En el estado de relajación ocasionado por el adiestramiento autógeno se está sensible a la autosugestión; esto puede emplearse, a través de las fórmulas convenientes, para parar de fumar, tomar o bien otras adicciones afines. Asimismo puede emplearse para progresar el desempeño físico y mental o bien la confianza en uno mismo tanto públicamente como en el ambiente personal. Por último, ciertos artistas como el de España Josep María Beá han recurrido a ella para generar ciertas de sus obras.[2]? La capacidad para aprender esta técnica se reduce sensiblemente en el caso de neurosis o bien psicosis.