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Cultura del miedo
Cultura del temor, es un término que hace referencia a una percepción común de temor y ansiedad en alegatos públicos y relaciones personales, y de qué forma esta, puede afectar la forma en que las personas interaccionan con el resto, cuales individuos y como agentes democráticos. Entre aquellos que emplean esta percepción, existen diferentes variedades de aseveraciones, como los orígenes y las consecuencias de la tendencia que procuran describir; no obstante, la mayor parte coincide con la aseveración elemental, que la cultura del temor es un fenómeno parcialmente nuevo relacionado con los medios masiva, con esenciales implicaciones perjudiciales en potencia. Diversos cronistas sociales han presentado diferentes tesis sobre la cultura del temor, cada uno de ellos con un énfasis propio. Podrían ser clasificadas durante un rango de variaciones, desde aquellas en las que se considera al fenómeno como de manera consciente dirigido - por servirnos de un ejemplo, una política deliberada de alarmismo -, hasta aquellas en las que se le trata como una emanación espontánea de desarrollos históricos, como una contestación reflexiva a otros cambios en la sociedad. Entre los que tienden a argüir que la cultura del temor es a propósito elaborada, podrían mentarse al lingüista Noam Chomsky, al sociólogo Barry Glassner, a cineastas políticos como Adam Curtis y Michael Moore o bien reporteros como Judith Miller. Los motivos expuestos para tal plan premeditado de alarmismo cambian, mas dependen del potencial aumentado de control social, que una población desconfiada y recíprocamente asustada, puede ofrecer a aquellos en el poder. En estos términos, los temores son cautelosa y reiteradamente creados y alimentados por cualquiera que desee infundir miedo, habitualmente mediante la manipulación de palabras, hechos, noticias, fuentes o bien información, a fin de inducir algunos comportamientos personales, justificar acciones o bien políticas gubernativos (en el país o bien el extranjero), sostener a la gente consumiendo, escoger políticos demagogos o bien distraer la atención pública de supuestas problemáticas sociales más urgentes como la pobreza, la seguridad social, el desempleo, el crimen o bien la polución. Dichos comentaristas sugieren que hay una escala de procesos culturales que pueden considerarse como "técnicas" deliberadas para alarmar. Por ejemplo: Al otro extremo del rango, una cultura del temor es planteada como una susceptibilidad que brota de cada rincón de la sociedad moderna, de forma natural. Frank Furedi, maestro de sociología en la Universidad de Kent (G. Bretaña), quien asimismo creó el Partido Marxista Revolucionario, ejemplariza este margen del rango con sus libros, Culture of Fear: Risk-taking and the Morality of Low Expectations (mil novecientos noventa y siete) y Politics of Fear: Beyond Left and Right (dos mil cinco). Furedi ubica el origen del fenómeno en lo que caracteriza como una 'falla de la imaginación histórica', un síntoma que identifica como la extenuación de los sistemas de significado político del siglo veinte. Desde el punto de vista de Furedi, una percepción universal de horror pre-existe y refuerza las expresiones de alarma de los medios y los políticos. Mientras que los medios y los gobernantes pueden amplificar y sacar partido de esta sensibilidad, sus actividades no son definitivas en su producción cultural. Furedi nivela la carga en múltiples voces 'anti institucionales' o bien 'liberales', aseverando que son por lo menos cómplices en la explotación de ansiedades como la 'implantación' (de catástrofes ecológicas, por servirnos de un ejemplo), que es el asimiento más generalmente beneficioso desde la cultura del temor. Algunos analistas, asimismo apuntan que un proceso afín al de crear temor, puede ser utilizado para desanimar a cualquiera banalizando o bien ignorando rotundamente el inconveniente, un género de muerte por abulia. Es bastante difícil asustarse de algo que no existe. Ejemplos de esto son las emisiones de asbesto y cigarrillos: hasta el momento en que las personas pueden concluyentemente probar el daño, todos estos inconvenientes son generalmente tratados tal y como si fuesen inexistentes. Otra muestra puede ser la idea de no informar sobre las guerras para dar la apariencia de que no existen o bien para procurar disminuir al mínimo su trascendencia. Las políticas de George Bush, singularmente su administración oratoria en torno a su "guerra contra el terrorismo" y la invasión de Iraq, han sido el blanco primordial de las críticas. En este contexto, la "cultura del temor" es aparentemente generada por la administración de Bush y sus aliados, en un esmero jerárquico para acrecentar el apoyo a la fuerza militar y las operaciones de seguridad nacionales. En un extenso contexto político-nacional, muchos piensan que los políticos conservadores y ciertos líderes morales, hacen a la gente miedosa de cosas como el terrorismo, el crimen o bien drogas ilegales para influenciar sobre la opinión pública y la conducta personal. Es una cosa que muchos creen es intencionalmente exagerado por los medios a solicitud de los dueños conservadores de compañías mediáticas (por servirnos de un ejemplo, Rupert Murdoch y Fox News). La idea de una sociedad en buena medida de "cultura del temor", puede ser percibida por liberales y otros contrincantes de los conservadores, como una estenografía de la manipulación cultural por la parte de estos con fines políticos. Por el contrario, los liberales asimismo han sido acusados por su justa participación de alarmismo para aplicarlo a sus agendas políticas, singularmente en temas de protección ambiental, biotecnología y seguridad. Existen múltiples perspectivas alternativas: Sobre cuestiones que no han sido con fuerza asociadas con la polémica política derecha/izquierda, una desbandada ostentosa de temores en el alegato público pueden ser etiquetadas por otros especialistas como "alarmistas". Síntomas propios de una alarma incluyen una falta de educación general o bien científica entre el público, predisposiciones intrínsecas en la valoración de peligros, falta de pensamiento racional, información equivocada y el dar mucha relevancia a los cotilleos. L. Howie asevera que el temor adquiere connotación política cuando hay una gran audiencia que quede sosten a su exposición. Ningún ataque terrorista busca la erradicación de una comunidad, sino más bien someter a la mayor cantidad posible de personas a un sentimiento de vulnerabilidad.Miedo construido
Miedo emergente
Falta de miedo