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salud  Albert Ellis 


Ellis nació en una familia judía de Pittsburgh, Pensilvania el veintisiete de septiembre de mil novecientos trece y se crio en Nueva YorkFue el mayor de tres hermanos, con un hermano un par de años más joven y una hermana 4 años menor. El padre de Ellis era un hombre de negocios, actividad en la que tuvo poco éxito, y por la que convivió poco con sus hijos con los que además de esto era poco cariñoso.


En su autobiografía, Ellis retrató a su madre como una mujer abstraída con trastorno bipolar. En ocasiones, conforme con Ellis, era una «cotorra escandalosa que jamás escuchaba». Exponía sus creencias sobre muchos temas de manera firme, mas extrañamente proveía bases objetivas para estos puntos de vista. Como su padre, la madre de Ellis era emotivamente distante con sus hijos. Ellis contaba que dormía cuando se iba a la escuela, y no acostumbraba a estar en casa cuando volvía. No obstante, en lugar de lamentarse de sus amargos sentimientos, tomó la responsabilidad de cuidar de sus hermanos. Despertaba y vestía a sus hermanos pequeños, para lo que adquirió un reloj con su dinero. Cuando sobrevino la Gran Depresión, los 3 hermanos debieron comenzar a trabajar para asistir a la familia.


Ellis fue un pequeño patológico y padeció abundantes problemas médicos en su juventud. A la edad de 5 años fue hospitalizado por una enfermedad nefrítico. Asimismo fue hospitalizado con amigdalitis, que derivó a una grave infección estreptocócica requiriendo cirugía de urgencia. Ellis declaró que tuvo 8 hospitalizaciones entre los 5 y los 7 años, una de estas duró cerca de un año. Sus progenitores le dieron escaso apoyo sensible a lo largo de este periodo, extrañamente le visitaron y consolaron. Ellis aseveraba que aprendió a enfrentar sus contrariedades de tal modo que había «desarrollado una indiferencia creciente cara esta negligencia». La enfermedad prosiguió siguiéndole durante su vida, a la edad de cuarenta años desarrolló diabetes.


Ellis tenía un miedo exagerado a charlar públicamente y a lo largo de su adolescencia fue exageradamente tímido con las mujeres. A los diecinueve años se forzó a charlar con cien mujeres en el jardín botánico del Bronx a lo largo del periodo de un mes. Pese a no haber logrado ninguna cita, notificó que se había desensibilizado a sí mismo de su temor al rechazo de las mujeres.


Ellis entró en el campo de la sicología clínica tras conseguir una licenciatura en negocios por la Universidad de la Urbe de la ciudad de Nueva York. Comenzó una breve carrera como economista, seguido de otra como escritor. Estos intentos tuvieron sitio a lo largo de la Gran Depresión, que empezó en mil novecientos veintinueve, y Ellis apreció los negocios le iban mal y no tenía éxito publicando ficción. Al caer en la cuenta de que se le daba bien redactar ensayos, estudió y escribió sobre sexualidad persuadido de emprender una nueva carrera en sicología clínica.


En mil novecientos cuarenta y dos, Ellis comenzó sus estudios para un doctorado en sicología clínica en el Instituto de Maestros de la Universidad de Columbia, que formaba a los sicólogos esencialmente en psicoanálisis. Completó la maestría en sicología clínica en el mes de junio de mil novecientos cuarenta y tres, y comenzó prácticas privadas a tiempo parcial, mientras que proseguía trabajando en su tesis, quizá por el hecho de que entonces en la ciudad de Nueva York los sicólogos no precisaban licencia. Ellis comenzó a publicar artículos ya antes de doctorarse. En mil novecientos cuarenta y seis escribió una crítica sobre muchos test de personalidad de lapicero y papel, extensamente usados. Llegó a la conclusión de que solo el Inventario Multifásico de Personalidad de Minnesotta cumplía todos las reglas como instrumento válido para una investigación.


En mil novecientos cuarenta y siete fue premiado con un doctorado en Sicología Clínica en Columbia, en ese instante Ellis llegó a pensar que el psicoanálisis era la manera más profunda y eficiente de terapia. Como la mayor parte de los sicólogos de la temporada, estaba interesado en las teorías de Sigmund Freud. Procuró capacitación auxiliar en psicoanálisis, y después empezó a practicarlo. Ellis empezó un análisis personal y un programa de supervisión con Richard Hülsenbeck (cuyo analista por su parte había sido Hermann Rorschach, uno de los primordiales analistas formados en el Instituto de Karen Horney, y el promotor de los test de Rorschach). En ese tiempo dio clases en la Universidad de la ciudad de Nueva York y en la Universidad de Rutgers. Ellis completó su análisis y comenzó a practicar psicoanálisis tradicional bajo la dirección de su profesor.


Pero la fe de Ellis en el psicoanálisis de manera rápida se fue abajo por la poca mejora en sus pacientes, con lo que decidió utilizar una aproximación neofreudiana, con lo que logró mejores resultados, mas no los bastantes que a él le hubieran agradado. Debido a esto, comenzó a adoptar un papel más activo, combinando consejos y también interpretaciones directas. Sus pacientes parecían progresar más de manera rápida que cuando usaba procedimientos psicoanalíticos pasivos.

Terapia racional emotiva conductual

Las mayores influencias de Ellis fueron los psicólogos: Karen Horney, Alfred Adler, Erich Fromm y Harry Stack Sullivan. Ellis reconoció a Alfred Korzybski, y su libro «Ciencia y Cordura», como a sus estudios sobre semántica general, como el inicio de su camino para la creación de la terapia racional. Además de esto, asimismo se fundamentó en buena medida en la filosofía moderna y vieja, y sus experiencias para teorizar sobre psicoterapia.


En enero de mil novecientos cincuenta y tres rompió por completo con el psicoanálisis, y comenzó a referirse a sí mismo como terapeuta racional. Ellis desarrolló un nuevo género de psicoterapia más activa, directiva y activa, en la que se requería que el terapeuta ayudara al cliente del servicio a entender, —y actuar sobre la base de esa comprensión—, que su filosofía personal contenía opiniones que contribuían a sus dolores sensibles. Su nueva aproximación destacaba el trabajo de mudar activamente opiniones y comportamientos contraproducentes, autoderrotistas y recios del cliente del servicio, probando su irracionalidad por carencia de patentizas.Ellis pensaba que a través del análisis racional, la gente comprendería sus opiniones irracionales, y las cambiaría por una situación más racional. A esto se le conoce como reestructuración cognitiva.


En mil novecientos cincuenta y cuatro Ellis comenzó a instruir su técnica nueva a otros terapeutas, y en mil novecientos cincuenta y siete expuso formalmente la primera terapia cognitiva, planteando que los terapeutas ayudasen a la gente ajustando su pensamiento y comportamiento, como tratamiento para inconvenientes de pensamiento y comportamiento. Un par de años después Ellis publicó el libro «Cómo vivir con un neurótico» en el que se refería a su nuevo procedimiento.


En mil novecientos sesenta Ellis hizo una presentación de su nueva teoría en la Asociación Americana de Sicología (APA), en una convención en la ciudad de Chicago, mas fue recibido con poco interés, debido a que en esa temporada la atención de la sicología experimental estaba enfocada en el conductismo, mientras que en sicología clínica se enfocaba en las escuelas de psicoanálisis de los notables Sigmund Freud, Carl Jung, Alfred Adler y Fritz Perls. Pese al hecho de que el enfoque de Ellis se dirigía al estudio del conocimiento, la emotividad, la conducta, y los métodos de análisis desde el diálogo consciente con el psicoterapeuta; su fuerte énfasis en la cognición resultó atractivo y, con frecuencia, fue recibido con hostilidad en conferencias profesionales y gacetas, quizás excluyendo a los seguidores de Adler.


A pesar de la lenta adopción de su enfoque, Ellis creó su instituto, el Instituto para la Vida Racional, fundado como una O.N.G. en mil novecientos cincuenta y nueve. En mil novecientos sesenta y ocho fue aprobado por el Consejo Rector de Gobernantes del Estado de la ciudad de Nueva York como un instituto de aprendizaje y sicología clínica. Él de manera regular ofrecía seminarios en los que invitaba a un partícipe al escenario para tratarlo. Su procedimiento adquirió fama por tomar frecuentemente un estilo directivo y confrontacional.


En la década de los sesenta, Ellis había llegado a ser visto como uno de los creadores de la Revolución sexual americana. Sobre todo en su carrera temprana, fue muy conocido por su trabajo como sexólogo y por sus liberales y humanistas, y a veces controversiales, creencias sobre la sexualidad humana; temas que fueron sus intereses profesionales desde el principio de su carrera. Asimismo cooperó con el conocido zoólogo y también estudioso sobre sexualidad Alfred Kinsey, juntos trabajaron en una serie de libros y artículos sobre temas de sexualidad humana y el amor.


En mil novecientos cincuenta y ocho publicó su libro clásico: «Sexo sin culpa» que llegó a ser extensamente conocido por sus actitudes sexuales liberales. Él contribuyó a la gaceta The Realist de Paul Krassner; entre sus artículos, en mil novecientos sesenta y cuatro fue el creador de «Si esto es herejía… ¿Es la pornografía perjudicial para los pequeños?» En mil novecientos sesenta y cinco Publicó un libro llamado «Homosexualidad: Sus causas y su cura», en que veía a la homosexualidad como una nosología y en consecuencia en condición de ser curada. En mil novecientos setenta y seis el Asociación Estadounidense de Siquiatría revirtió su situación sobre la homosexualidad, al declarar que no es un trastorno mental y por tanto no puede ser tratada; exactamente el mismo año, Ellis aclaró su opinión precedente en «Sexo y el hombre liberado», exponiendo que ciertos comportamientos homosexuales están desequilibrados y pueden ser objeto de tratamiento; mas, en la mayor parte de los casos, no se debe calificar a la homosexualidad como buena ni mala (excluyendo la perspectiva religiosa). Cerca del final de su vida, actualizó y reescribió «Sexo sin culpa», y en el dos mil uno lo publicó como «Sexo sin culpa en el Siglo XXI». En este libro expuso y mejoró su visión humanista de la moral y la ética sexual, dedicó un capítulo a la homosexualidad donde dio consejos y sugerencias sobre como prosperar las vidas cariñosas y sexuales. Preservando ciertas ideas sobre sexualidad humanas de la V. O., la revisión formó sus creencias humanistas y también ideales éticos actuales.


En su V. O. del libro «Sexo sin culpa», Ellis expresó que las limitaciones religiosas sobre la sexualidad son de forma frecuente superfluas y perjudiciales para la salud sensible. Asimismo fue conocido su discute con sicólogos religiosos, incluyendo a Orval Hobart Mowrer y Allen Bergin, sobre la propuesta de que la religión frecuentemente contribuye a la sofocación sicológica. Debido de su adhesión directa al humanismo no teísta, fue reconocido en mil novecientos setenta y uno como el Humanista del Año por la Asociación Humanista Americana. En dos mil tres fue uno de los firmantes del Manifiesto humanista III. En sus últimos años, Ellis se describió como un ateo probabilístico, que quiere decir que, aunque reconoció que no podía estar totalmente seguro de que no hay dios, pensaba que la probabilidad de su existencia era tan pequeña que no calidad la pena prestarle atención y escogía no pensar hasta las patentizas apuntaran a lo opuesto.


Mientras que el ateísmo y el humanismo personal de Ellis se sostuvo incesante, sus puntos de vista sobre el papel de la religión en la salud mental cambiaron con el tiempo. En sus primeros comentarios entregados en las convenciones y en su instituto en Nueva York, declaró abiertamente y mordaz que las opiniones devotas y las prácticas religiosas eran perjudiciales para la salud mental. En «El caso contra la religiosidad», un folleto de mil novecientos ochenta publicado por su instituto, ofreció una definición idiosincrática de la religiosidad como cualquier creencia devota, dogmática y exigente. Observó que los códigos religiosos y personas religiosas de forma frecuente manifiestan su religiosidad de forma demandante, mas añadió que la devoción exigente es evidente entre muchos psicoterapuetas y psicoanalistas ortodoxos, devotos fieles políticos y ateos violentos. Al final concluyó que la religión no era en sí perjudicial, sino más bien únicamente en los casos de extremo fanatismo como cualquier otra idea irracional.


Ellis fue cauteloso en apuntar que la TREC es independiente de su ateísmo, puesto que muchos terapeutas de la TREC practican la religión.En sus últimos días, atenuó significativamente su situación frente a la religión. Si bien sostuvo firme su actitud atea, planteando que el ateísmo reflexivo y probabilístico es quizás el procedimiento más saludable en la vida, reconoció y estuvo conforme que la patentiza sugería que la creencia en un dios de amor podía ser psicológicamente saludable. Basado en este enfoque de la religión, reelaboró su visión profesional en uno de sus últimos libros «El camino cara la tolerancia», y como co-autor del libro «Consejería y psicoterapia con personas religiosas: Una aproximación de la terapia racional emotiva conductal», así como 2 sicólogos religiosos, Stevan Lars Nielsen y W. Brad Johnson, describieron los principios de la integración de material religioso con las opiniones de la TREC a lo largo del tratamiento de clientes del servicio religiosos. Se resalta que Ellis fue un defensor permanente de la paz y contrincante del militarismo.


Contribuciones profesionalesEditar


Aunque muchas de sus ideas fueron criticadas a lo largo de las décadas de los cincuenta y los sesenta por el establecimiento psicoterapeutico, su reputación medró enormemente en los años siguientes. Desde mil novecientos sesenta su relevancia fue medrando continuamente como la de las terapias cognitivo-conductuales (TCC) que ganaban más terreno teorético y científico. Desde entonces las TCC, cuyo uno de sus creadores fue Aaron T. Beck, poquito a poco se transformó en uno de los sistemas más populares de psicoterapia en múltiples países. A fines de los sesenta su instituto editó una gaceta profesional, y en los setenta estableció la «Escuela de la Vida» para pequeños entre seis y trece años. La escuela daba un plan de estudios que incorporaba los principios de la TREC. Pese a su relativa vida corta, los conjuntos de interés general expresaron su satisfacción por el programa Muchas escuelas de pensamiento sicológico se influenciaron por Albert Ellis, incluyendo la terapia del comportamiento racional creada por uno de sus estudiantes, Maxie Clarence Maultsby, Jr. Ellis tuvo tal impacto que en mil novecientos ochenta y dos una encuesta, a sicólogos clínicos y consejeros estadounidenses y canadienses, le situó por delante de Freud cuando se les solicitó nombrar a la figura que había ejercido la mayor repercusión en su campo. Asimismo en mil novecientos ochenta y dos, un análisis extenso de las gacetas de sicología publicado en los EE.UU., halló que Ellis fue el creador más convocado tras mil novecientos cincuenta y siete. En mil novecientos ochenta y cinco, la APA premió al doctor Ellis por sus «distinguidas contribuciones profesionales».


Ocupó muchos cargos esenciales en muchas sociedades profesionales, incluyendo la División de Asesoría Sicología de la APA, la Sociedad para el Estudio Científico de la Sexualidad, la Asociación Americana de Terapia Marital y Familiar, la Academia Americana de Sicólogos y la Asociación Americana de Educadores Sexuales, Consejeros, y Terapeutas. Además de esto Ellis asimismo se desempeñó como asesor y editor asociado de muchas gacetas científicas. Muchas sociedades profesionales dieron a Ellis sus más altos premios profesionales y clínicos. Dedicó más de dos décadas de investigación en el área de estudios en la Fiabilidad, Honradez, Fidelidad, y demás campos sicológicos en el dogma de veracidad conductual.


A mediados de la década de noventa renombró su psicoterapia y sistema de cambio de comportamiento a terapia racional emotiva conductual nombre con el que se la conoce hoy día (fue originalmente conocido como terapia racional y después la terapia racional-emotiva). Esto lo hizo para resaltar la relevancia de la correspondencia entre la cognición, la emoción y el comportamiento en su enfoque terapéutico. En mil novecientos noventa y cuatro asimismo se actualizó y examinó su obra tradicional original de mil novecientos sesenta y dos, «Razón y emoción en psicoterapia». A lo largo del resto de su vida, prosiguió el desarrollo de la teoría de que la cognición, la emoción y la conducta están relacionados entre sí, puesto que pensaba que un sistema de psicoterapia y cambio de comportamiento debía implicar a los 3.


Aparición públicaEditar


El trabajo de Ellis se extendió a otras áreas de la sicología, como la educación, la política, los negocios y la filosofía. Con el tiempo se transformó en un sobresaliente y confrontacional comentarista social, aparte de conferencista experta en una extensa gama de cuestiones. A lo largo de su carrera discutió en público con un sinnúmero de personas que representan puntos de vista opuestos a los suyos; esto incluyeron, por servirnos de un ejemplo, los debates con sicólogo Nathaniel Branden sobre objetivismo y con el siquiatra Thomas Szasz sobre el tema de enfermedad mental. En numerosas ocasiones criticó enfoques psicoterapéuticos opuestos (como el psicoanálisis) y cuestionó ciertas doctrinas de determinados sistemas religiosos dogmáticos, espiritualismo y misticismo.


Desde mil novecientos sesenta y cinco hasta el final de su vida, condujo sus conocidos talleres de Viernes por la Noche, en los que dirigió sesiones de terapia con los voluntarios de la audiencia. En la década de los setenta introdujo de sus populares «canciones humorísticas racionales», que combinaban letras humorísticas con un mensaje racional de autoayuda y establecida en una armonía popular. Ellis asimismo efectuó talleres y seminarios sobre la salud mental y la psicoterapia en el mundo entero hasta sus últimos años.


En dos mil tres Albert Ellis recibió un premio de la Asociación para la Terapia Racional-Emotiva (R. Unido) por la formulación y el desarrollo de la TREC. Ellis llegó a ser miembro honorífico de la asociación, y la celebración de su 90º aniversario fue un acontecimiento al que asistieron autoridades como el entonces presidente George Bush, los miembros del Senado de la ciudad de Nueva York Hables Schumer y Hillary Clinton, el regidor de la ciudad de Nueva York Michael Bloomberg, el expresidente Bill Clinton y el Dalái Lama quien mandó un pañuelo de seda bendito para la ocasión.


En dos mil cuatro cayó enfermo con un inconveniente intestinal grave que le llevó a ser hospitalizado y a la extirpación de su intestino grueso.Volvió al trabajo tras unos meses en que fue cuidado por Debbie Joffe, su asistente, que después se transformó en su esposa. En dos mil cinco fue sometido a la remoción de sus actividades profesionales, aun el consejo de su instituto tras una disputa por la política de dirección del mismo. Ellis fue restituido a la junta en el mes de enero de dos mil seis, tras ganar un proceso civil contra los miembros del consejo que lo expulsaron. El seis de junio de dos mil siete, los abogados de Albert Ellis presentaron una demanda contra el Instituto Albert Ellis en el tribunal estatal de la ciudad de Nueva York. La demanda adujo una violación de un contrato en un largo plazo con la AEI y procuró la restauración de la propiedad (cuarenta y cinco East 65th Street) mediante la imposición de un fideicomiso.


Durante sus últimos años cooperó con el doctor Michael S. Abrams, con quien trabajó en múltiples ocasiones, en su único libro de texto «Teorias de personalidad: Perspectivas Críticas» El penúltimo libro de Ellis fue una autobiografía titulada «¡Todos fuera!», publicado por Prometheus Books, en el primer mes del verano de dos mil diez. El libro fue dedicado y contribuido así como su esposa, la doctora Debbie Joffe, quien Ellis describió como «El amor más grande de mi vida, mi vida». Asimismo confió a ella el legado de la TREC.


A pesar de su serie de problemas médicos y una pérdida auditiva profunda, Ellis jamás dejó de trabajar sin reposo con sus actividades profesionales, trabajaba por lo menos dieciseis horas al día, escribiendo libros a mano, visitaba a sus clientes del servicio y también daba enseñanza. Su esposa Debbie Joffe, sicóloga australiana, le asistía en su trabajo. Entonces, en el mes de abril de dos mil seis, Ellis fue hospitalizado con neumonía, y pasó más de un año yendo y viniendo entre el centro de salud y un centro de rehabilitación. Por último retornó a su vivienda en la planta de arriba del Instituto Albert Ellis, donde murió en los brazos de su esposa. En el instante de su muerte el veinticuatro de julio de dos mil siete, cuando tenía noventa y tres años, había sido autor y coautor de más de ochenta libros y mil doscientos artículos (incluyendo los ochocientos artículos científicos) a lo largo de su vida. A inicios de dos mil once el libro «Terapia racional emotiva conductual» por el doctor Albert Ellis y su esposa la doctora Debbie Joffe de Ellis fue publicado por la Asociación Americana de Sicología. El libro explica los fundamentos de la teoría de la TREC y se considera una genial guía básica para estudiantes y profesionales de la sicología, de esta manera para el público por lo general para comprender su enfoque.


En elogio de Albert Ellis, Frank Farley, expresidente de la APA, afirmó: «La sicología ha tenido solo un puñado de figuras legendarias que no solo llaman la atención en una gran parte de la disciplina, sino más bien asimismo reciben un alto reconocimiento del público por su trabajo. Albert Ellis fue una figura famosa dentro y fuera de la sicología por su originalidad pasmosa, sus ideas provocadoras, y su personalidad provocadora. Él montaba la práctica de la psicoterapia como un coloso…»


La mayoría de los libros que Ellis escribió tras la invención de la TREC tuvieron un fuerte elemento autobiográfico. Empleó anécdotas de su vida personal para explicar de qué manera las ideas de la TREC se le ocurrieron y de qué forma le asistieron a hacer frente sus inconvenientes personales como la poquedad, la ira y la enfermedad crónica. Asimismo usó anécdotas de las sesiones con sus clientes del servicio para ilustrar de qué manera funcionaba su terapia.Dos de los últimos libros de Ellis fueron explícitamente autobiográficos. «Terapia racional emotiva conductual: Me marcha - Puede marchar para usted» relata su vida temprana y sus crisis de una forma inusualmente franca. Se ilustra la manera en que manejó sus inconvenientes, al comienzo mediante la filosofía, y después por medio de la aplicación de sus nuevas habilidades terapéuticas y puntos de vista. «¡Todos fuera!: Una autobiografia», publicado en dos mil nueve, tras su muerte, es una narración más tradicional de su vida y su obra (si bien asimismo pretende ser una historia inspiradora sobre el empleo del pensamiento racional en la auto-ayuda).


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